Desde que el escribano español Pedro Cieza de León (en 1532) se ocupó de la coca, miles y miles escriben sobre el tema. Para unos es “maldita droga”, para otros “sagrada-milenaria” y poder. Para los defensores la coca es “sagrada”; sólo posee bondades, cualidades naturales, es milenaria nos dicen; pero nunca demuestran cómo se convirtió en “sagrada”. Dicen que en “las manos del kholliri es perversa y buena”; en las manos del chamakani la “coca hace reaparecer cosas perdidas, robadas… y en las manos del yatiri, nos dicen, “la coca indica el camino para los perdidos, produciendo en éstos tranquilidad, angustia y desesperación”.
La coca en la boca de los “indios” sometidos por la colonización, en las haciendas, las minas y en las marchas de hoy, “quita hambre”, “quita la sed”, es un estimulante para “olvidar el sufrimiento”, es decir mascar hasta el embrutecimiento e ir más allá del dolor. Existe un dicho muy famoso en la historia; se dice que Atahuallpa antes de morir habría pronunciado la frase siguiente: “Esta hoja será la salvación del indio y la perdición del hombre blanco”. ¿Quién está ahora en la perdición?
Antes de convertirse en hoja para pixchar la coca fue una medicina, antes de convertirse en cocaína, la coca fue convertida en hoja de mascar. Entonces, ¿qué es pixchar y mascar? Nadie se ocupó del pixchar hasta ahora, sino sólo de mascar.
Hasta ahora por desconocimiento del sentido del pixchar muchos defienden la hoja “sagrada”, para eso mascan, la manejan en bolsas de plástico, muchos se llenan la boca de hojas, hasta que una especie de jugo verde desborde por los labios. ¿Los descolonizadores por qué no dan lecciones del arte de pixchar?
No estamos en el mundo de los mascadores, ni en el mundo de los defensores de la coca, sino reivindicamos el arte de pixchar. El pixchar es un culto basado en la adoración de lo bello entre las vulgaridades de la existencia cotidiana. Inspira a sus seguidores la pureza y la armonía, el misterio y la caridad mutual y el sentido de la amistad en el orden social. Es esencialmente el culto al imperfecto, pues es un esfuerzo para realizar alguna cosa posible en esta cosa imposible, que es ser la vida.
Podemos decir que el arte de pixchar no es simplemente una estética en la acepción ordinaria del término, pues pixchar ayuda a expresar conjuntamente con la ética y con la espiritualidad, muestra la concepción integral del hombre y de la naturaleza.
Es una higiene, pues ella obliga a lo propio (la limpieza); es una economía, pues demuestra que el bienestar reside mucho más en la sencillez que en la complejidad y el gasto; el pixchar es una geometría moral, pues define el sentido de nuestra proporción en relación con el universo. El arte de pixchar ha penetrado en todas la familias, casas elegantes y humildes. El pixchar ha enseñado al agricultor andino el arte de ordenar sus flores, ha enseñado al más sencillo trabajador el respeto a las rocas y al agua.
El arte de pixchar representa el verdadero espíritu democrático en los Andes y hace de los adeptos los aristócratas del gusto, desarrollando el gusto para la vida interior.
¿Y quién nos habla del arte de pixchar? Estamos seguros que nadie hizo esta pregunta. ¿Los cocaleros saben algo de este arte? El indigenismo que se hace el defensor de esta hoja y se excita en su mundo “des-colonizado” ignora el arte de pixchar. Para unos la coca es “sagrada”, para otros “maldita”, cierto es sagrada y maldita; pues aumenta la fortuna de los que profanan mascando, y es maldita porque mata generaciones, corroe, y corrompe la sociedad. Unos profanan, otros rinden culto, otros mascan, y todos juntos nos dicen que defienden lo sagrado. ¿Los cocaleros mascan o pixchan?
¿Los indigenistas podrían enseñarnos el arte de pixchar? Sólo pedimos consecuencia, ¿mascar es defender la cultura? Alguien sabe cuántas hojas se destina para el pixchu? ¿De cuál lado y en qué posición se debe poner las hojas en la boca?, y ¿cuántas veces se debe pixchar al día? En estos tiempos, al hombre insensible, al individuo soberbio, le falta practicar el arte de pixchar. El mascado es la degeneración, mascar es una “cultura” de la decadencia, es la invasión de lo grosero que oculta la economía del narcotráfico, ¿habrá fuerza para defender el arte de pixchar en Viena?
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