OPINIÓN    

Nuestro país se recupera de un duro golpe

Severo Cruz



Con la esperanza de que el futuro sea llevadero, en lo posible, Bolivia se recupera de un duro, nefasto e inhumano bloqueo de caminos, ejecutado por grupos radicales afines al MAS, convocados por la Central Obrera Boliviana, que otrora defendía las reivindicaciones de los trabajadores. Lamentablemente ahora está supeditada a los intereses personales de quien reside en la Argentina.

Aquéllos manejaron el tema de las elecciones no sólo para convulsionar el país, sino para desestabilizar al gobierno constitucional. Pero el tiro les salió por la culata. Vinieron por lana y salieron trasquilados, como señala el adagio popular.

El hecho marcó zozobra e incertidumbre en la población boliviana y, particularmente, entre los habitantes de ciudades como La Paz y El Alto, donde se advirtió el desabastecimiento de artículos de consumo. La arremetida criminal vino desde las carreteras cerradas por el masismo, y con miles de vehículos detenidos por la irracionalidad, hacia los centros urbanos con mayor población, con una actitud intimidatoria. Conforme a las instrucciones de quien se ha entregado a la dolce vita en Buenos Aires, con el abrigo y la protección de los Fernández. “Que no entre comida a las ciudades”, reiteró éste, con su afán terrorista, a sus prosélitos, prácticos en bloquear caminos.

La demencia extremista ha atentado, básicamente, contra la vida y la salud, en plena emergencia sanitaria. Se tuvo que lamentar, como sabe la opinión pública, más de treinta decesos, por falta de oxígeno. Éste no pudo llegar a los hospitales del Valle y del occidente, por causa del bloqueo de caminos masista. Entre las víctimas está la hermana del ex presidente fugitivo.

Ha profundizado, asimismo, la recesión económica, resultado de la pandemia del Covid-19. “Sobre mojado, llovido”, dirían algunos. Recordemos que las políticas de contención sanitaria asumidas para evitar la propagación de dicho virus, ha paralizado la producción y la actividad económica, con efectos muy adversos. No sólo acá sino en el resto del mundo. Ciertamente que el bloqueo de caminos, alentado por activistas de la extrema izquierda, nacionales y extranjeros, agudizó la crisis económica, que generará, desgraciadamente, desempleo en todo nivel. He ahí el logro alcanzado por la Central Obrera Boliviana, instrumento de lucha del masismo. Además ha provocado cuantiosas pérdidas económicas al Estado y a empresas privadas.

Por consiguiente: una vez superado el conflicto de agosto, y que representa, en sí, un después de esos días convulsivos, Bolivia, con más de once millones de habitantes, despierta, con cierto temor, a una realidad diferente, que seguramente registrará mayor desempleo, pobreza y cierre de empresas, en desmedro no sólo del desarrollo nacional sino del bienestar social. Y gane quien ganare en las elecciones ensombrecidas por el virus chino, esta situación probablemente no desaparecerá a corto ni mediano plazo. Ni por arte de magia.

Por todo ello debiéramos preservar el empleo y crear mayores fuentes de trabajo por el bien común. Que la recesión no llegue a pauperizar, como en los tiempos del udepismo o el experimento izquierdista, a la ciudadanía y, en particular, a los más desprotegidos. En esa mira se debería buscar respuestas urgentes a la desocupación, a la pobreza y la inseguridad.

En ese entendido, es necesario respaldar a las entidades legalmente instituidas en el país, para que sigan desarrollándose, pero ofreciendo a los jóvenes, fundamentalmente, empleo digno y seguro, que es lo que nos hace falta, ahora más que nunca. Y con salud, como prioridad, sobre todas las cosas.

En suma: tendríamos que ensanchar, por lo visto, el sendero de la paz social, para reactivar nuestra debilitada economía y promover la producción nacional, en la búsqueda de tiempos mejores, para los que vienen, en particular. Dios derrame sus bendiciones sobre Bolivia y siempre…

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