OPINIÓN    

Añoranzas y visión deportiva del país

David Foronda



Era la década de los 70-80. La Secretaría General de Deportes y Juventudes regía por entonces la actividad deportiva en Bolivia. En una de las paredes del pasillo de ingreso a tal entidad, si los recuerdos no me traicionan, se leía: “las páginas deportivas de los diarios reflejan los triunfos del hombre, en tanto que las primeras planas muestran sus fracasos”…

El deporte y deportismo tenían ya su Institución llamada a atender todo lo relativo a la actividad muscular. Anteriormente no recibían la debida atención de las autoridades del Estado. Fue el Dr. Guillermo Bulacia Salek, el primer titular de la SGDJ desde 1971; quien la condujo con acierto al atender toda la problemática del ramo a nivel local y nacional.

Años después, el país fue designado en una reunión de la Odebo, como la sede de los VIII Juegos Deportivos Bolivarianos (1977). Me imagino que el gobierno de entonces se preguntó ¿ahora qué hacemos frente a esto?, pues las carencias y limitaciones del país en este campo estaban a ojos vista, tal como la falta de un estadio acorde a tal evento regional, escenarios para otras disciplinas, equipamiento, material para las prácticas de los deportistas, empero lo más importante y vital: la formación y capacitación de estos atletas nacionales para la cita de tal envergadura. Tenían por delante todo un desafío las autoridades de la época. Dándole en el clavo, una idea permitió encarar lo que yo denomino como “la revolución deportiva” del siglo pasado en la nación, cuando crearon el impuesto a la cerveza, con el que se logró construir el “Estadio Olímpico”, amén de muchas otras obras que a la postre fueron un orgullo boliviano; y con técnicos expertos traídos del exterior para permanecer un buen tiempo en estas tierras preparar a nuestra legión de atletas, que lograron 71 medallas en total, algo no superado hasta hoy.

Sobre el dicho, lo exacto es: “En la página deportiva figuran los logros de las personas; en la primera plana sólo aparecen sus fracasos”. Autor, Earl Warren (1891-1974), quien fue presidente de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos; se le atribuye haber dado fin a la segregación en las escuelas estadounidenses, así como el logro del cambio de la legislación de ese país. No deja de ser atinada esa expresión, al igual que la frase adoptada por el Comité Olímpico Internacional: Citius, altius, fortius, locución latina que significa “más rápido, más alto, más fuerte”, utilizada como el lema de los Juegos Olímpicos, de Munich, Alemania Occidental (26 de agosto-11 de septiembre de 1972), además de los cinco anillos entrelazados de distintos colores, con la antorcha olímpica, simbolizando el espíritu olímpico. En realidad tal lema fue utilizado por primera vez en Atenas, Grecia (1896) en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, vale decir 1502 años después del verificativo del último juego en la antigua Grecia.

Posteriormente, ningún gobierno dio un similar impulso al siempre adormecido deporte boliviano. El fútbol no lo es todo, y son escasos sus logros ¿pero, qué del apoyo a las otras disciplinas? Así, Bolivia no podrá brillar en Juegos Panamericanos y Olímpicos, lo que la mantendrá como la cenicienta del deporte regional y mundial, salvo excepciones personales honrosas.

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