Liber amicorum: Carlos Quiroga Mattos

Considero que la amistad es uno de los logros más sublimes de la humanidad: yo recibí ese estado de Carlos, amigo para todas las estaciones.

Padre amoroso y devoto de sus cinco bellas hijas, que hoy reflejan fielmente, en diferentes matices particulares, los valores del legado de sus padres ejemplares. Quiero proclamar, porque así es la amistad, que nunca hubo la menor diferencia con Carlos; si surgía cualquier asunto con diferente criterio siempre bastó un cambio de impresiones para que la diferencia resultara esfumada.

Carlos era ponderado, juicioso y con proclividad a la solidaridad, virtud de amor que lo elevó permanentemente a preocuparse por el prójimo sin distingos.

En sus actividades, con dinámica constante y sin desmayos, hizo surgir nuevos hechos y procedimientos que requerían modernidad y los encajó con profesional pericia, constituyendo un aporte de valía a su repertorio de recursos para gestionar con brillantez y éxito lo que emprendía.

Carlos fue un trabajador infatigable y viajó por medio mundo para hacer partícipe de sus conocimientos a las personas de su entorno que lo colaboraban en su trabajo, fundamentalmente en la hotelería y el turismo, además de sus constantes acciones de solidaridad, siendo los rubros citados privilegiados con sus aportes.

En esta tristísima ocasión no puede decirse que sus méritos y virtudes no hayan sido reconocidos en vida y seguramente se acentuarán en su ausencia. Es de gente bien nacida agradecer los beneficios que se recibe y yo fui uno de los numerosos receptores.

La paz sea contigo, ¡amigo!