Víctor Hugo Chávez Serrano
Los seres humanos nos diferenciamos de los animales entre otras cosas porque tenemos la posibilidad de comunicarnos a través del lenguaje articulado, las palabras, los gestos y otras formas que permiten reconocer a una persona lo que quiere expresar otra. ¿Quién será el verdadero responsable por las sandeces que se dice ante la prensa?: ¿quien habla o quien sólo publica lo que se dice?, he ahí el verdadero problema, puesto que la actual arremetida contra los medios de comunicación en Bolivia, pese al reconocimiento expreso de quien había incurrido en el presunto error, un anciano de más de 90 años, resulta conculcar del derecho de la Libertad de Expresión, empleando un sistema amedrentador contra quienes pueden pensar u opinar diferente, pues esta forma de disidencia es en realidad el ejercicio de la Democracia.
Los regímenes stalinistas y anexos se han destacado por “purgar” a quienes opinaban diferente, se los encarcelaba, se los perseguía, se les quitaba sus bienes, todo ello para que estén calladitos, para que “anden con el testamento bajo el brazo”, en palabras de un ex dictador para quien la libertad de expresión le resultaba una molestia y por ello imponía una cadena radial y la censura.
La verdadera Democracia es la que permite a sus ciudadanos opinar y actuar realmente como les plazca, sin restricciones, este es un hecho evidente y absolutamente vigente desde la aparición de la Constitución Norteamericana (1787) y las Primeras Enmiendas, en las que resalta la Enmienda I que permite la libertad de expresión de toda persona sin limitaciones. La libertad de expresión, por su parte, es un Derecho Fundamental en Bolivia conforme lo establece el Art. 21 Num. 5 de la Constitución Política del Estado.
Tal vez encontremos en este Derecho, el de Libertad de Expresión de la Constitución Norteamericana, la base de la Democracia en el mundo, puesto que el hombre, como ya antes se indicó, se diferencia de los animales porque puede comunicarse y emitir sus ideas.
La Revolución Francesa en su etapa del Régimen del Terror asumió parecidas limitaciones a la libertad de expresión: la Ley del Terror: “no solo es contrario a la revolución el que se opone a la misma, sino el que no hace nada para defenderla”, parece repetirse, obviamente con caricaturescos personajes actuales y que si se trata de historia no tiene otro destino sino el que de repetir sus efectos, es decir que esta Ley del Terror se volcó contra sus Jacobinos impulsores, llevándoles a la guillotina tan entusiastamente utilizada por los mismos en el breve tiempo (porque si no son décadas o siglos es breve tiempo) en que ejercieron el Poder.
Al final, los Jacobinos pasaron a la historia y el Régimen del Terror fue superado por la humanidad, del mismo modo ya pasará el tiempo de la represión contra la prensa boliviana, por el sencillo hecho de que los bolivianos somos seres humanos. Empero mientras dure esta represión, no podemos callar ante la agresión injusta, pues de lo contrario, el próximo en ser perseguido será el ciudadano común y eso nos atañe a todos.
El autor es abogado constitucionalista,
docente universitario.
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