Un interesante rosario de intenciones y buenos propósitos propuso el presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior con la finalidad de “apuntalar el fortalecimiento de la economía nacional”. Se trata de puntos concretos que, de llevarse a la práctica, permitirían acortar grandemente las distancias para vencer al subdesarrollo y vislumbrar, finalmente, batallas decisivas contra la pobreza.
Mejorar las políticas económicas del Estado y no sólo del Gobierno, señalan los diferentes puntos. Así como resolver los problemas internos, caso de los conflictos sociales, y las falencias empresariales y de la burocracia administrativa del régimen; revisión de los problemas internos que “limitan el despegue del sector manufacturero y agroindustrial”, con medidas como incentivar las inversiones mejorando la seguridad jurídica; luego, levantar las restricciones a las exportaciones; incrementar el valor agregado y no depender de la exportación simple de materias primas; acciones que permitan la sostenibilidad y mejora de la producción con políticas sociales responsables, participativas, constructivas y que garanticen el medioambiente.
Creer que depender únicamente de los hidrocarburos y la minería sería grave error, cuando hay posibilidades de ampliar y diversificar nuestra capacidad productiva con medidas honestas y responsables, es, sintéticamente, el criterio de la institución exportadora. Sostiene la necesidad de combatir, seria y honestamente, al contrabando y, consecuentemente, fortalecer al sector productivo y comercial que sea legal. La generación de riqueza para la creación de empleo es, debe ser, misión fundamental no sólo del Gobierno sino del Estado en todos sus estamentos productivos de riqueza y, para ello, anular -combatiendo valientemente- las taras y perjuicios que irroga la corrupción, el nomeimportismo, la ineficiencia e ineficacia de funcionarios públicos que deben atender a los sectores de la economía nacional.
Se sostiene: “Mientras más bienes y servicios se produzca en el país, habrá menos posibilidades de inflación, al garantizarse el abastecimiento del mercado interno” y, consecuentemente, el empleo creado permitirá una lucha más frontal contra todo lo que implica corrupción, dejadez, ignorancia e irresponsabilidad. Es preciso, señala el IBCE, “trabajar constantemente las estructuras de promoción comercial externa a través de la asignación de ingentes recursos, la institucionalidad pública que trabaja en la promoción de la oferta exportable…”. Sostiene, además, que “se debe mejorar continuamente la capacidad técnica de los funcionarios de las entidades públicas relacionadas a la actividad productiva, comercial y exportadora, avanzando al uso de elementos tecnológicos innovadores”.
Todas son sugerencias que, de concretarse, ayudarían al Gobierno en sus políticas de desarrollo del Estado.
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