LA CABALLERÍA CHICHEÑA DIO NACIMIENTO A BOLIVIA



Este humilde monumento perpetua la memoria de los bravos chicheños que derrotaron al ejercito español en la playa del río Tumusla, consolidando la emancipación del Alto Perú, aquí nació Bolivia, el 1 de abril de 1825.
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Antenor Fernández Yañez

La lucha armada de l6 años, por la emanci-pación del Alto Perú, contra la corona de Espa-ña, comenzó con el enfren-tamiento en Cotagaita (27 Oct. 1810), prosiguió con el resonante triunfo del ejer-cito argentino y los chiche-ños en Suipacha (7 Nov. 1810) y culminó con la glo-riosa batalla de Tumusla (1 Abril 1825), donde nació Bolivia a la vida indepen-diente y soberana.

El destino hizo que, en el generoso suelo chicheño, se desarrolle la primera y última batalla libertaria, re-saltando nítidamente el ac-cionar arrollador y comba-tivo de la gloriosa caballería chicheña, conformada por los indómitos guerreros del sur.

La revista Nuevos Horizontes de EL DIARIO, a diez años de recordarse el Bi-centenario del nacimiento de Bolivia, evo-ca las acciones bélicas desarrolladas en el sur de nuestro territorio.

SANGRIENTO VIERNES SANTO

Es fines de verano, época de cosechas, corte del maíz, amanece en el valle chiche-ño, tensa calma en los poblados asenta-dos en la ribera del río Tumusla.

Grupos de jinetes chicheños llegados desde diferentes comunidades del sur, veteranos con amplia experiencia guerrera se alistan para enfrentar al poderoso ejér-cito español.

EL Cnl. Carlos Medinaceli Lizarazu, en Pucka Wasi (casa colorada), con su Esta-do Mayor planifica la táctica y estrategia de combate, mientras su oponente, Pedro An-tonio de Olañeta, con su formidable colum-na de infantería, caballería y piezas de artillería, se aproxima procedente de Po-tosí para aplastar al grupo guerrillero.

Los chicheños, toman posiciones en acequias, debajo de churquis, molles y detrás de las colinas circundantes, es inmi-nente el enfrentamiento.

Los pobladores, que se aprestaban a honrar el Viernes Santo, reciben noticias que, por Vitichi pasó la tropa española rumbo sur, su llegada se iba a producir en cualquier momento.

Jinetes de la avanzada realista, fueron vistos en la banda opuesta del río Tumus-la, un absoluto silencio, presagio de san-gre y muerte, las mujeres con sus hijos, toman precauciones, aseguran sus casas y animales y se alejan de la zona.

EL RÍO CAMPO DE BATALLA

La polvareda, el rechinar de las ruedas de carretas y piezas de artillería son tira-das por mulas, se percibe la numerosa ca-ballería de Olañeta, preámbulo del enfren-tamiento, toda la columna desciende hacia el río, los artilleros instalan sus piezas en puntos estratégicos.

Agazapados, los patriotas observan los movimientos del enemigo, se distingue la silueta del comandante español Pedro An-tonio de Olañeta, éste, imparte órdenes, anima a sus oficiales y soldados para ha-cer respetar y cumplir con los mandatos del rey Fernando VII.

Confiado en su poderío bélico de 2.000 hombres bien armados, Olañeta, está deci-dido a saldar cuentas y aplastar a su ex edecán Madinaceli, que incurrió en acto de traición, pasando al bando guerrillero.

Medinaceli, conoce la forma y modalidad de pelea de su ex jefe, lo tiene bien calcu-lado y planificado, en el arte de la guerra, la paciencia, serenidad y prudencia son virtudes.

Es cuestión de esperar, hasta que todo el bloque de la caballería realista se ponga al descubierto en todo el río, de manera de tenerles en la mira de los fusileros.

EL ÚLTIMO LEÓN DE IBERIA

Olañeta se pone al frente de su grupo, desenvaina su espada, al toque del clarín “pica espuelas” a su caballo, toma veloci-dad seguido de su caballería en dirección a las posiciones de los patriotas, desde el frente una cerrada y nutrida descarga de fusilería causa las primeras bajas, en la estampida muchos animales tropiezan, re-linchan y provocan la caída de los jinetes, cunde el desorden y el desconcierto.

De las colinas y quebradas circundantes, en un ruido estremecedor y en cerrada for-mación emerge a todo galope la caballería chicheña, el ataque es envolvente, los españoles están rodeados y confundidos, el pánico es total, sus jefes no pueden montar a sus caballos, son arrastrados algunos soldados, se percatan que Olañe-ta, había caído de su montura, está herido, un proyectil hizo blanco en su pecho, pro-vocando un profuso sangrado manchando su otrora vistoso uniforme… además, está cubierto de tierra y arena.

La batalla es corta y se pone a favor de los patriotas, los españoles al verse ence-rrados en mortal círculo y sin líder se rin-den, en el río yacen heridos y muertos.

Banderas, estandartes, flamines, espa-das, fusiles, cañones, gorras, varios prisio-neros, caballos heridos son el saldo de la batalla, en el río Tumusla, se extinguió la arrogancia y soberbia de los ibéricos, es un sangriento cuadro de muerte y desola-ción.

OLAÑETA AGONIZA Y MUERE

Moribundo, Olañeta es llevado hasta una pequeña vivienda, se intenta reani-marlo, pero es inútil, pasada la mediano-che expira el jefe español el último “león de Iberia”, y en Tumusla se acaba con el régi-men opresor de 500 años, la gloriosa CA-BALLERÍA CHICHEÑA con esa victoria le da nacimiento a Bolivia a la vida libre, independiente y soberana, después de 16 años de intensa lucha contra el despo-tismo español.

Tumusla, se encuentra en la jurisdicción de la Alcaldía Municipal de Cotagaita (Nor Chichas), mediante Ley 660 del 2008, fue declarada PATRIMONIO HISTÓRICO DE BOLIVIA.

El fomento a la actividad histórica y cul-tural, es deber del Gobierno Municipal, así lo dispone la Ley de Municipalidades, para ello disponen de presupuesto, por consi-guiente, el Concejo y Gobierno Municipal de Cotagaita mediante la Asamblea Legis-lativa Departamental, tienen la OBLIGA-CIÓN de tramitar y hacer sancionar una Ley de PRIORIDAD, incorporando el Bi-centenario de la gloriosa batalla de Tumus-la en la Agenda 2025.

CENSURABLE INDIFERENCIA

Está vigente la Ley contra la discrimina-ción y el racismo, establecidos con clari-dad en la nueva Constitución Política del Estado, por cuanto el aniversario de la me-morable batalla de Tumusla fue omitido en forma gradual y ofensiva a la memoria de los combatientes que ofrendaron su vida por la causa libertaria.

Es de imperiosa necesidad, restaurar el Pucka Wasi, las caballerizas y el panteón de Patirana, donde reposan los restos de los bravos chicheños, además del coman-dante español Olañeta y sus soldados caí-dos en combate.

El 6 de agosto de 1825, los autodenomi-nados “Doctores Alto Peruanos”, reunidos en Sucre redactaron el Acta para la funda-ción de la “República Bolívar”, y el único líder guerrillero combatiente que estuvo presente en esa histórica ceremonia fue José Miguel Lanza.

En la Academia de Historia Militar y en el Museo Privado del Dr. A. Torrez Carpio (Tupiza), se encuentran documentos e informes del Cnl. Medinaceli, respecto a la batalla de Tumusla.

CICATRICES Y POBREZA

Centenares de chicheños, héroes anóni-mos, regaron con su sangre el bendito suelo patrio por la causa de la libertad, los sobrevivientes con profundas cicatrices de la guerra quedaron pobres y olvidados, lo mezquino, lo reprochable, no fueron con-vocados a la histórica ceremonia del 6 de agosto en Sucre, cuando Bolivia nacía a la vida independiente ¿…..? ahí comenzó la ingratitud con los valerosos pueblos del sur.

“Los nobles doctores” que jamás empu-ñaron, una espada o un fusil, protocoli-zaron con sus firmas en Sucre, el naci-miento de nuestra Patria, aunque no disi- mularon el desprecio por el nombre adop-tado para la naciente República.

En el largo proceso de la lucha armada por la independencia de Bolivia, surgieron hechos inéditos, la mayoría de los militares eran del Cuerpo de Oficiales Reales al servicio de la corona de España, algunos estaban implicados en las muertes de los próceres como el salteño, Martín Miguel de Güemes, del chicheño Pedro Arraya, Manuel Ascencio Padilla.

Cuando vieron que las sublevaciones se venían como un aplastante torrente por todo el Alto Perú optaron por defeccionar y se pasaron al bando de los patriotas.

Medinaceli, fue ascendido a general, desempeñó el cargo de Ministro de Guerra y Marina en el gobierno de José Miguel de Velasco y falleció en La Paz, el 28 de febrero de 1841.

Por la notoria ignorancia de sus auto-ridades regionales de turno, este decisivo episodio guerrero se fue perdiendo en el tiempo, en los textos de historia, la batalla de Tumusla no tiene la jerarquía que le corresponde.

“Un pueblo que no valora su pasado histórico, es un pueblo con futuro incierto”.

La batalla de Tumusla, es EMBLEMA DORADO de la gran región de Los Chi-chas, sus bravos combatientes emergieron de lo que hoy forman los municipios: Vi-llazón, Tupiza, Atocha, Cotagaita, Vitichi, esta heroica acción de guerra es PATRI-MONIO NACIONAL, por consiguiente de-be ser objeto de los homenajes respecti-vos por todo el pueblo boliviano.

Antenor Fernández Yañez, cel 7304129.

 
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