Tiemblo

Vicente Medina

iemblo ante el porvenir, mi nietecilla. . .

¿Qué te reservará. . .?

Apenas balbuceas y ya sueñas. . .

¿Qué soñarás. . .?

Todavía no sabes sonreírte,

y cuando sueñas te sonríes ya. . .

¿Qué sueñas?, ¿qué recuerdas, si de nacer acabas. . .?

¿A qué mundo, a qué vida, a quién le sonreirás. . .?

Tiemblo ante el porvenir. . . Mi nietecilla,

¿de qué mundo vendrás?

¿De qué cielo ha llegado la luz de tu sonrisa,

y a qué cielo se irá. . .?

Tiemblo, mi nievecilla, cuando pienso

el sino que a esta vida te traerá. . .

Tiemblo ante el porvenir. . . ¿Qué es lo ignorado,

que nos hace temblar. . .?

Eres rama y soy tronco, y, aunque yo tronco muera,

prendida tu en la tierra, también árbol serás;

y en ti, rama prendida y árbol nuevo,

mi vida seguirá. . .

¡En ti mi savia corre, y espero ser ceniza,

cuando tu de lozanas flores te llenarás. . .?

Y tiemblo, no tan sólo por ti, mi nietecilla,

sino por algo más,

indefinido y tierno. . .

retoños que en tus ramas brotarán. . .

Tiemblo por ti, y por todo:

por todo lo que es ido y por todo lo que vendrá. . .

¡Por esta blanca estela. . . estela de mi vida,

que voy dejando atrás. . .!