[Isabel Velasco]

La chica de Daza


Las actuaciones de los circos en nuestra ciudad datan de la época en la que gobernaba la República el General “Chocholín” Hilarión Daza.

En el año 1878 llegó a nuestra ciudad el Gran Circo Charini, el mismo que suscitó gran contento, algazara y hasta laberinto entre los 80.000 habitantes grandes y chicos que por entonces moraban en nuestra “Oh Linda La Paz”.

El periódico “La Democracia” anunció la llegada del “Charini” en su paso y visita a las principales ciudades americanas acompañado de un elenco artístico de primera magnitud, ¡nunca visto! Éste llegaba con un conjunto de animales amaestrados.

La llegada del “circo” constituyó una novedad y por consiguiente una fiesta a todo color, ya que hasta entonces no se conocía en La Paz espectáculo de índole igual.

El jueves 3 de agosto de 1878, todo el pueblo, en todas sus edades y clases sociales, se arremolinó en las aceras y esquinas de las calles y plazas, así como invadió los balcones de las casas en el trayecto desde la Garita de Lima, Coskochaca, la Evaristo Valle, Comercio, plaza Murillo y adelante, para ver bien y mejor la entrada del circo.

Presidia el desfile una banda, la cual con sus alegres sones animaba las piruetas y los chistes de los tonys, cómicos y payasos, quienes entraron encabezando a la “troupe”, la cual se presentó de parada y a todo color.

Figuraba como Director empresario y jefe de pista Juan Charini, la Prima Dona del circo era Olguita Guerra, modelo de gracia y elegancia femenina, quien dio mucho “material” y tela para cortar a las beatas y mojigatas de ese entonces.

A Olguita Guerra le seguían Sarita Ferbus y Amelia Bridson, “ecuyeres”, trapecistas, tonadilleras, trapecistas, malabaristas y animadores que votaban grandes llamaradas de fuego por la boca, ¡causando miedo y espanto entre los concurrentes!

Seguían en el desfile cuatro caballos blancos, con penachos de plumas albas, dos yeguas moras y media docena de perros choros, dirigidos y conducidos por sus capitanes y amos.

Tras el séquito apareció el domador de fieras, látigo en mano, conduciendo tres carros tirados por caballos enjaezados con elegancia; éstos vistosamente adornados y pintados a todo color, allí estaban las jaulas de barrotes de hierro con tres tigres de bengala, un búfalo americano y dos monos orangutanes.

La caravana circense, después de su paseo triunfal por las principales calles de la ciudad, acampó en la explanada del Choro de Wilquipata, entre la Yungas y Santa Bárbara, donde armó su carpa, con sus graderías de gallineros, lunetas y palcos.

Alumbraban la pista poderosas lámparas de carburo.

Así se dio comienzo a la serie de funciones de matinée, tanda y noche, con una concurrencia de público de “bote a bote”.

Olga, la contorsionista, producía sensaciones de nerviosismo con sus cabriolas y volteretas en el aire. Furrati, el domador, ¡introducía su cabeza en las fauces de los tigres! Los blancos caballos, jineteados por cuatro bien plantadas mozas, hacían las delicias del público con sus juegos de acrobacia.

Por primera vez los paceños vieron en vivo tigres de Bengala, monos orangutanes, bestias de la selva africana, cada uno de los habitantes de La Paz era capaz de vender su alma al diablo, a fin de entrar al circo.

Dicen que para “Chocholín” fue su cuarto de hora, pues nada le daba tanto placer que todo tipo de diversión. El Charini le vino como anillo al dedo y no se perdía ni una función. El Presidente asistía al circo acompañado de su corte palaciega, en el palco presidencial se solazaba contemplando piramidalmente a Olguita Guerra, la “Reina del Aire”.

Por esta singular preferencia y del modo que “Chocholín” gozaba con las acrobacias de la intrépida señorita… el pueblo le endilgo un “affaire” con ella, también dijeron que los dos tenían encuentros amorosos.

Se murmuraba por lenguas viperinas y maliciosas, que para disimular sus arrumacos concretaban sendos paseos a una “Villa de Obrajes”, donde pasaban primorosos días de campo.

Fue tan grande el recuerdo que dejó el Charini entre los paceños, que en los carnavales siguientes la gente alegre cantaba y bailaba al son de esta copla:

De las Charini. Cuál es la mejor. Olguita la Guerra es un amor. De las de Charini. Cuál es la Mejor. La “chica” de Daza. ¡Se lleva la flor!

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