Yatiris agradecen a los chinos

Con su cara hecha una Pascua, la cholita cochabambina me comunicó que habíamos recibido una invitación para menear los esqueletos en la fiesta cristiana de la Pascua de Resurrección, quise pretextar mi vejez prematura, manifestándole que a mis ochenta años yo solamente bailo en la boca de la gente, pero preferí no ahogar la fiesta de mi joven discípula y acepté acompañarla al festejo anunciado por ella.

La emocionada cholita leyó la invitación tartamudeando de felicidad, enterándonos que se trataba, nada más y nada menos, de un baile ofrecido por nuestros amigos yatiris Kalimán, Mandrake el Mago y Titirico en honor a los ciudadanos chinos que compraron Bolivia sin uso ilegítimo de influencias del presidente Evo, ni del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana y menos de la señora Gabriela Zapata.

Como el texto de la invitación, bastante extenso, descarga a los convidados de cualquier grado de complicidad, me entusiasmó el evento bailable, preguntando a Macacha si deberíamos asistir al baile con calzón o sin calzón, aclarándome la joven reportera que la invitación prescribe sólo calzones amarillos de procedencia china, lo cual no deja de ser emocionante.

En un santiamén, la cholita y yo nos vestimos con prendas chinas de la cabeza a los pies, lo cual no es muy difícil, pues las prendas de vestir “Made in China” inundan los almacenes paceños, los mercados, y las ferias de todo el país. Enseñándole a mi comadre todo mi ajuar de ropa interior, en el cual puede leerse “Made in China”, por la fábrica CAMC”.

Montamos en mi poderosa motocicleta Harley Davidson y en pocos minutos llegamos a las lujosas instalaciones del naiclú Malena, donde nos esperaban los yatiris mencionados, centenares de chinos todos igualitos, lo cual aumentó mi admiración porque nuestros gobernantes tuvieron que negociar con esos asiáticos tan parecidos fisonómicamente entre ellos.

Fue un baile al cual jamás asistí anteriormente, que también sorprendió a mi comadritay nacida en Quillacollo, que me tuvo que confesar avergonzada que nunca llegó a distinguir a sus parejas chinas, por lo cual a todos los llamaba CAMC, lo cual también seguramente les pasó a nuestros gobernantes que hipotecaron Bolivia a los chinos por cien años.

Macacha me contó que mientras bailaba con uno de los veinte CAMC que la apechugaba, le preguntó si él conocía personalmente a nuestro presidente Evo, el chino sonriente le respondió que había conversado varias veces con las más altas autoridades bolivianas, pero que hasta ahora no sabe con quiénes conversó y negoció porque todas las autoridades bolivianas son igualitas.

Debe ser cierto lo que el chino CAMC le dijo a mi pariente espiritual, quien sabiamente cortó ese diálogo diciendo: “la única que sabe distinguir a un chino de otro y a un boliviano de otro es la señora Gabriela Zapata y por eso la han encerrado en la cárcel de Miraflores”, ante el estupor de la periodista que ostenta en su ropa interior la orgullosa frase “Made in Quillacollo”.