Protección a Tiwanaku

Las ruinas arqueológicas de Tiwanaku deberían merecer mayor atención, pues constituyen el mayor patrimonio que tiene Bolivia en este orden e incluso de Sudamérica. Históricamente son anteriores a las de Cusco, en Perú.

Resultaría muy grato que se concrete el propósito que habrían expresado expertos de algunos países para iluminarlas, de manera que puedan ser visitadas también en las noches. Es evidente que el frío puede ser un factor negativo, pero los turistas extranjeros, en particular, que aprecian mucho las obras heredadas del pasado, probablemente serían los primeros en visitarlas, pues seguramente sería muy diferente la vista que se tenga de ellas en horas nocturnas.

Aparte de este aspecto, que sería de mucha trascendencia para el atractivo turístico que adquiriría Bolivia en el campo internacional, resulta muy oportuno insistir en que se les preste mayor protección de la que tienen actualmente, más por factores naturales que por obras efectuadas para cuidar y resaltar su magnificencia.

Aunque se trataría de una obra de magnitud, vale la pena meditar sobre la posibilidad de construir en su entorno un cerco o muralla, de manera que no estén a expensas de acciones depredadoras. Además, se habla de que hay gente que sigue extrayendo de su subsuelo piezas menores, tal vez, pero oficialmente siempre meritorias de ser conservadas y bien custodiadas.

Aparte de ello, resulta imprescindible hacer que se concreten ofrecimientos que hicieron misiones extranjeras para cooperar en su mejor conservación y realce, dada la experiencia que se tiene sobre la materia en otros países, cuando se trata de reliquias de esta naturaleza.

De otra parte, las autoridades del Ministerio de Culturas tendrían que pensar en resguardar la Puerta del Sol. Al presente, se observa que los magníficos frisos que tiene en la parte superior se están deteriorando por estar expuestos a todos los rigores de la naturaleza.

Sería muy necesario que se consulte con expertos internacionales sobre la forma de protegerla, sin que por ello pierda su magnificencia y plena visibilidad. Salvo opiniones autorizadas que se tenga al respecto, quizás sea conveniente cubrirla con un domo de material transparente apropiado, de modo que desde fuera se la pueda contemplar con toda la naturalidad que tiene hoy.

Igualmente, Akapana debería ser motivo de atención profesional, pues se trata de una pieza íntegra de características monumentales. Incluso, realizar una obra que sea admisible y pertinente, previa consulta con arqueólogos, para que a su alrededor pueda instalarse una especie de mirador de cierta altura, de manera de destacar su valía natural e histórica.

Seguramente los entendidos y estudiosos de Tiwanaku tienen también aportes que formular para resaltar toda la significación histórica y artística que tiene. Es cuestión de que las autoridades de aquel despacho sean más propositivas y activas para que esa maravilla que los bolivianos han tenido el privilegio de ser sus poseedores, sea bien conservada para todos los tiempos por venir.