Cooperativas de ficción

Desde hace algún tiempo circulaba en voz baja que las cooperativas mineras virtualmente habían dejado de ser tales, porque algunos de los que las integraron al comienzo mostraron capacidad administrativa y se estaban tornando en dueños. A ellos se agregaron otros a título de cooperativistas, pero tenían bastante conocimiento de la minería.

De esta manera antiguos y nuevos expertos en administración minera pasaron a ser sus virtuales dueños. Empero, para seguirle dando el aparente carácter de cooperativa, incorporaron a muchos trabajadores, dándoles también la nominación de cooperativistas, aunque en el fondo pasaron a ser básicamente asalariados, por la diferencia de recibir salarios, pero no dividendos de las cooperativas.

A este respecto, corresponde apelar a los diccionarios para establecer lo que es cooperativismo y lo que no es. El Diccionario de la Real Academia la Lengua Española anota dos conceptos muy esclarecedores. Primeramente, anota lo que se debe entender como cooperativismo. Dice: “tendencia o doctrina favorable a la cooperación en el orden económico y social”. También expresa: “teoría o régimen de las sociedades cooperativas”.

Como se advertirá, en ningún caso unos pueden ser cooperativistas y otros asalariados. En los hechos, determina la igualdad jurídica de todos los que forman o integran una cooperativa. Esto es que unos son jefes, que ganan más y otros son trabajadores asalariados.

Pero para abundar más en este esclarecimiento, el diccionario de Sinónimos de Balmes manifiesta: “Obrar conjuntamente cada uno con otro para tener el mismo fin”.

Era necesario que el lector conozca con más detalle la concepción de lo que es una cooperativa. El tema en el último tiempo adquirió mucha actualidad, porque los trabajadores de las supuestas cooperativas pidieron que se les reconozca legalmente como sindicalistas, para con este carácter recibir el mismo tratamiento de otros trabajadores sindicalizados. Es decir, se les reconozca su condición de sindicalistas y no precisamente de cooperativistas, porque en los hechos no eran tales. Asimismo, como sindicalizados, recibir los derechos económicos y sociales que reciben todo los trabajadores de tal condición de las empresas en que se convirtieron las pseudo cooperativas.

Por esta razón, hizo bien el presidente Evo Morales en acceder, mediante decreto supremo, a reconocer a los trabajadores de las presuntas cooperativas como sindicalizados. Empero, lo que le faltó es reconocer públicamente el actual carácter que tienen las llamadas cooperativas. Así, la opinión pública hubiera tenido la oportunidad de conocer exactamente tal condición y el carácter justiciero que a sus trabajadores se les reconocía, su derecho legítimo a ser sindicalistas.

Con esa actitud, tal vez no estuvieran lamentando los hechos de sangre que ocurrieron por este conflicto. Pero eso sí, el mandatario desautorizó que las ahora autodenominadas cooperativas tuvieran planes o quizás acordaron ya con empresas privadas nacionales o extranjeras la suscripción de trabajos conjuntos. Hasta ahora, nunca se supuso, por lo menos en el país. Además, en las anotaciones que hicimos en estas líneas sobre cooperativas, no se hace mención a tales posibilidades. En cambio, todos conocemos que entre empresas efectivamente se realiza asociaciones de mutuo interés y responsabilidad.