La coca nos hace blindados

La visita al chapare organizada por mi discípula periodística, quien condujo diestramente mi motocicleta Harley Davidson hasta Ivirgarzama, que es una especie de Hollywood tropical donde Evo Morales es la mayor estrella, y donde los cocaleros lo proclamaron candidato para presidente, nos confirmó la vieja sospecha de que Bolivia le debe a la hoja sagrada de la coca mucho más que otras riquezas.

La cholita periodista me dijo: “Nuestra mayor riqueza es la coca, pues es la hoja que nos convierte en un país blindado que pone en apuros a los economistas internacionales que nos analizan permanentemente y no pueden explicarse algunas cifras respecto a nuestro relativo crecimiento. Y es que en nuestras estadísticas e informes, la coca no figura para nada”.

Así me hablaba Macacha cuando muy cerca de nosotros estalló una bomba, una bomba noticiosa: “Nuestras autoridades han dispuesto ampliar a 20 mil hectáreas los cultivos de coca”.

Macacha acababa de confirmar que la coca es el motor del crecimiento de nuestro país y como tal hoja es pequeñita y pocos la ven, resulta ser el arma secreta de nuestro país, pequeñita pero peligrosa, porque gran número de compatriotas, asociados a narcotraficantes de otros países de nuestro continente elevan el precio de la droga a cantidades millonarias.

Preocupado ante la realidad que descubría ante mis ojos, la bambina cochabambina me dijo: “y ahora nos encontramos en el centro mismo de esa labor que supera a todos los esfuerzos de la actividad empresarial y es por ello que nuestros amigos chapareños se ríen de nosotros, pues ellos poseen la clave del verdadero caudal boliviano, junto a unos pocos gobernantes, que saben que la mejor riqueza es la coca, la coca que nos convierte en blindados”.

La cholita cochabambina nacida en Quillacollo sonrío optimista ante el futuro, contagiada sin duda por estos hombres afortunados del Chapare tropical, que acaban de conocer una sabia determinación de nuestro presidente vitalicio Evo Morales, que amplía a “veinte mil hectáreas” las tierras donde podrá sembrarse la “hoja sagrada de la coca”, lista ya para convertirse en blanca y pura pichicata.

Sembremos coca y mostrémonos al mundo como los hombres más blindados de esta América morena. Veinte mil hectáreas no son muchas, pues son apenas doscientos mil metros cuadrados.

Macacha desea quedarse un tiempo más en esta tierra tan rica y generosa. Creo que me quedaré con ella, cuidando mi motocicleta Harley Davidson.