Patrimonio de la humanidad

Destrucción de Teatro Romano en Palmira



EL TEATRO ROMANO DE PALMIRA ANTES DE SU DESTRUCCIÓN.

Ubicada en un oasis, Palmira fue en el pasado uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruda de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria.

Tal es su riqueza monumental que se trata de uno de los seis lugares sirios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y también en su lista de Sitios en Peligro por el actual conflicto que arrasa el país.

El edificio más grande de Palmira es el templo de Bel, dedicado a la deidad suprema babilonia, y cuyo techo, ya desaparecido, estaba originalmente recubierto de oro.

Otros lugares emblemáticos son su plaza principal o “ágora”, donde se comerciaba con todo tipo de productos, sus baños públicos, su teatro romano, su cementerio o el campamento de Diocleciano.

Pero si hay algo distintivo de Palmira es su vía principal con su gran columnata: este camino, que daba la bienvenida a los comerciantes de las caravanas que entraban en la urbe, se extiende a lo largo de 1,3 kilómetros con 750 columnas alineadas a ambos lados.

Fue en el siglo I y II d.C. cuando el arte y la arquitectura de Palmira alcanzaron su máximo esplendor.

Como explica la Unesco, la conocida como “novia del desierto” estaba en una encrucijada de civilizaciones, y en ella se mezclaron técnicas grecorromanas, con tradiciones locales e influencias persas.

A mitad del siglo I, este oasis pasó a estar bajo el control de los romanos dentro de la provincia romana de Siria.

Rápidamente, comenzó a crecer por su localización en la ruta comercial que unía el Imperio Romano con Persia, la India y China.

En el siglo III, la ciudad desempeñó también un papel militar y estratégico con la ascensión de la dinastía sasánida al poder y su rebelión contra Roma.

En este período, Palmira estuvo gobernada por su reina más famosa, Zenobia, que conquistó toda Siria y extendió sus dominios hasta Egipto y Anatolia.

Sin embargo, esto supondría el comienzo del fin de Palmira, porque los romanos aplacaron la rebelión y destruyeron a la población, que quedó reducida a un pueblo sin territorio ni poder. Era el inicio de su decadencia a lo largo de cientos de años.

No sería hasta los siglos XVII y XVIII cuando los viajeros de la época descubrirían los restos de la ciudad.

Antes del inicio del conflicto en Siria, en marzo de 2011, sus ruinas eran uno de los principales centros turísticos del país árabe y de la región.

La reconquista de Palmira por parte de Daesh a las fuerzas sirias el pasado diciembre se ha traducido en nuevos daños irreversibles en esta ciudad monumental declarada Patrimonio de la Humanidad. Los yihadistas han causado un “daño significativo” al histórico Tetrápilo y al Teatro Romano, según ha confirmado la Dirección General de Antiguedades de Siria en comunicado. “Es un nuevo crimen de guerra”, ha condenado la Unesco.

El análisis de imágenes de satélite realizado por la asociación de Escuelas Americanas de Investigación Oriental (ASOR) “Confirma una nueva destrucción en Palmira entre el 26 de diciembre de 2016 y 10 de enero de 2017” por parte de Daesh, destaca la Dirección General de Antiguedades de Siria, que fue informada de la destrucción por la comunidad local hace una semana.

La reciente destrucción del teatro romano y el tetrápilo de Palmira, a manos de Daesh, representa una enorme pérdida para la humanidad, declaró el director del museo Hermitage de San Petersburgo, Mijaíl Piotrovski.

“Se trata de una gran pérdida para el mundo, mientras más tiempo tarden las tropas en liberar Palmira, más tiempo los extremistas estarán eliminando monumentos, nos queda solo la esperanza de un rápido avance del Ejército sirio”, dijo el funcionario.

Para Piotrovski, se trata de una “venganza” del grupo terrorista, proscrito en Rusia y muchos otros países, pues sus miembros aseguraron que volverían a Palmira y seguirían ejecutando a personas en el teatro romano y destruyendo sus monumentos.

Palmira se ha convertido en un símbolo importante, previamente se supo que Daesh, organización proscrita en Rusia y otros países, ejecutó a 12 personas en Palmira, la mayoría de ellas profesores y militares.

Palmira, uno de los seis lugares de Siria declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, cayó en mayo de 2015 en manos de los yihadistas, pero a finales de marzo de 2016 los militares sirios y el grupo Halcones del Desierto recuperaron el control de la ciudad.

Daesh volvió a entrar en Palmira a finales del año pasado y avanzó hacia la ciudad de Homs, creando peligro para la base aérea de las tropas gubernamentales sirias. (Agencias)

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