Arbitrariedad y malicia jurídica

Arbitrariedad es todo acto o proceder caprichoso, contrario a la justicia, a las leyes, inspirado por un propósito de maldad, con malicia, con clara intención encubierta. La sentencia contra el ciudadano Leopoldo Fernández puede ser calificada como una arbitrariedad, un atentado contra la justicia. Cuando se actúa con arbitrariedad en la vida política, social y económica perturba gravemente la estabilidad y desarrollo de la sociedad.

La arbitrariedad atenta contra la seguridad jurídica y la certidumbre que debe reinar en las relaciones sociales. El principal peligro de la arbitrariedad es la inestabilidad que produce y el riesgo que supone para los derechos y libertades.

Todos deberíamos estar conscientes de ello y se puede afirmar que el imperio de la ley, por encima incluso del poder, fue la gran conquista de la democracia y de los derechos y libertades del ciudadano.

En estos últimos años la palabra arbitrariedad ha tomado fuerza porque desde el poder político se está actuando de manera opuesta a la justicia, es decir con injusticia, atentando contra la razón o bien contra las leyes vigentes y totalmente dominada por voluntad de quienes fungen de autoridades políticas

Se ha actuado con prevaricato. El Tribunal de sentencia en el juicio del caso Porvenir ha dictado una resolución arbitraria, injusta, incumpliendo la ley y lesionando con maldad los derechos del ciudadano Fernández, desconociendo deliberadamente los hechos, falseándolos en forma deliberada. Los jueces han cometido un delito con alto grado de malicia.

Los políticos oficialistas, incluyendo las máximas autoridades del Órgano Ejecutivo, comentan con maldad y sin contenido moral, con mala intención. Que nadie olvide que lo que se hace se paga en esta vida. Nadie es impunemente poderoso.