[Antonio Bazoberry]

Chile no tiene derecho a usar aguas bolivianas porque no hay río Silala


Existen varios documentos y libros como El Mito del Silala que demuestran técnica, histórica y geopolíticamente que no hay un río nacional o internacional que se genere en territorio boliviano para llegar a la nueva frontera con Chile. Lo cual se comprueba revisando los mapas hidrográficos de Chile, editados entre el año 1700 hasta el año 2001, que se encuentran en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington, donde no aparece algún río que llegue a territorio chileno. Pero el canciller Heraldo Muñoz aduce que su país tiene derecho al uso compartido de un río internacional de curso sucesivo, señalando que sus aguas escurren de forma natural desde territorio boliviano hasta la frontera con Chile.

La idea del canciller Muñoz es errada, porque cualquier técnico o ingeniero civil puede decir que un canal excavado en forma manual no puede ser identificado como el curso de un río, porque sus características técnicas difieren de lo que es un río verdadero.

Al error del canciller Muñoz se incluye el no consultar a profesionales chilenos antes de pedir a Bolivia un derecho de compartir las aguas de un río inexistente y presentar una demanda a Bolivia indicando erróneamente un canal de tierra construido manualmente por obreros chilenos en 1868. En ese tiempo el constructor que extendía la línea del ferrocarril de Antofagasta hasta la nueva frontera con Bolivia, para definir el trazo de la línea ferroviaria tomó información de los pobladores de la región y supo que había un camino de herradura por donde arrieros transportaban mineral de plata del Cerro Rico de Potosí hasta Antofagasta, proveyéndose de agua potable excavando pequeños canales de recolección existente en unos bofedales bolivianos del Quetena del departamento de Potosí. Sabían que en la región de Antofagasta solo utilizaban aguas subterráneas, incompatibles por no ser agua potable para los arrieros y los animales.

Por ello las empresas extranjeras y empresas ferroviarias que recibieron en propiedad los puertos del Pacífico también utilizaron aguas recolectadas en Bolivia para el uso doméstico, comercial e industrial en la región chilena.

Otro error de los ejecutivos, camarógrafos y reporteros chilenos que visitaron el terreno fue pensar que el río Grande, donde está localizado un cuartel militar boliviano, es el “río Silala”, porque afluentes de la margen derecha del río Mamoré pasan por las laderas del cerro Silala Grande. Y es que los pobladores confunden las aguas del río Grande como si fueran aguas del Silala.

Finalmente, el gobierno chileno no cuenta con bases técnicas y jurídicas porque no existe un río Silala.

Este artículo está basado en documentos técnicos, históricos y geopolíticos, entre los que se destacan el libro “Historia del Ferrocarril de Chile”, de la escritora chilena María Piedad Allende, 1993; libro “El Mito del Silala”, editado por la editorial Plural, primera y segunda edición (2003 y 2016); “Recursos Hidráulicos de Bolivia”, escritos por el Ing. Antonio Bazoberry Q., 2014; “Hidrografía de Bolivia”, 1998, por el Servicio de Hidrografía Naval; “Balance Hídrico Superficial de Bolivia”, CONAPHI, ORSTOM, Unesco, IHH, SENAMHI; “Libro del Mar” escrito por el distinguido escritor e historiador Carlos Mesa Gisbert (2014).; “Geografia y Recursos Naturales de Bolivia”, de Ismael Montes de Oca, 1997.

En el primer libro El Mito del Silala, editado por el autor de esta nota, y basado en estudios se asegura que no existe un río nacional o internacional que escurra en forma natural, al contrario de lo que declaró el canciller Heraldo Muñoz. En dicha obra se indica que no se encuentra una cuenca hidrográfica en las cabeceras de los bofedales, por el contrario, esa zona tiene características de pampas desérticas por la falta de lluvia.

Por lo indicado anteriormente, se corrobora que no existe un río Silala y que según SERGIOMIN, los bofedales del Quetena son depósitos fluvioglaciares de hace más de 4.000 mil años, cuyas aguas afloran a la superficie en forma de ojos de agua y que no escurren por falta de pendiente y el mínimo de agua contenido en los llamados ojos de agua.

Por lo tanto el gobierno de Chile no puede reclamar participación de aguas bolivianas. Y el dibujo escrito en el mapa de límites del Tratado de 1904 es un dibujo del perfil de las aguas recolectadas en Bolivia en 1868, mediante un canal de tierra construido por obreros chilenos con el nombre inventado de “río Silala”.

El autor es Ing. Ambientalista Certificado y ex miembro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

anbazqui@entelnet.bo

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