No hay opositores, hay envidiosos

La envidia es un pecado de características muy nacionales. Odiamos y envidiamos, especialmente al que triunfa, al hombre de éxito, y disfrazamos ese pecado poniéndole la etiqueta de convertirnos en contrarios al gobierno, sin aportar los rasgos de una verdadera postura que pueda calificarse de oposición constructiva y valedera, o sea que más que luchar políticamente contra nuestros adversarios que ahora gobiernan al país, sentimos una envidieja de las ventajas y riquezas de las que gozan aquéllos.

No siendo raro el diálogo que transcribo:

- Hermanito, ¿has visto cómo lo han fregado por la prensa al ministro de Gobierno, Carlos Romero…?

- Claro que sí, hermanito, he visto las fotografías y he leído con gran alegría y casi muero de satisfacción y de gozo.

- Yo estoy chocho de la vida, hermanito, porque hacía tiempo que no veía que se los fregara así a esos tipos con poder y gloria. Mi confianza en la justicia y la prensa ha renacido y hoy me siento más boliviano que nunca.

- ¿Has visto, hermanito, que el narcotraficante detenido en el Brasil, Romer Gutiérrez Quezada, aparece con siete personalidades del gobierno?... incluido el presidente Evo Morales.

- Sí y está junto al ministro de Hidrocarburos, Luis Sánchez, al comandante de la Policía Abel de la Barra y al ex canciller David Choquehuanca, que ahora es Secretario Ejecutivo de la ALBA y prominente yatiri.

- O sea que el trámite para beatificarlos está condenado al fracaso. ¡Ayyyy, qué alegría!!!

- Tipos tan prometedores y exitosos… es que todo el mundo quiere salir en la foto con ellos. Pobrecitos, no tienen la culpa.

- Chócale, hermanito, es preferible que nos freguemos todos a que alguno o varios salgan ilesos y sin mancha alguna. Y que todos nos vayamos al infierno, porque allí en el horno nos vamos a encontrar… como dice “Cambalache”, el tango de Discépolo.

- Es mejor que todos seamos de bajo perfil, no creo en los exitosos porque me producen urticaria, y esa es una de las razones por las que detesto a nuestros actuales gobernantes que son tan inteligentes y honrados.

- Es preferible que todos seamos lluchuchis, mediocres y pobretones a que unos pocos se lleven los trofeos del campeonato, y formen parte como jueces y magistrados del nuevo Tribunal Constitucional Plurinacional y del Tribunal Supremo de Justicia.

- Sí, hermanito, pero límpiate la boca después de hacer dado rienda suelta a nuestra envidia.