OPINIÓN    

¿Violencia organizada en EEUU?

David Foronda



Se cree que el cerco a las ciudades, los bloqueos de caminos, y amedrentamientos en contra de la población y las mismas fuerzas del orden en el país, de hace semanas, fueron debidamente planificados, para llevar adelante una violencia organizada con la finalidad de sembrar el terror. Esto, al parecer, no sólo se da aquí sino en cualquier lugar. Incluso en la primera potencia del mundo, tal como revela un estudio de la “Princeton University Group”, señalando que la organización denominada “Black Lives Matter” organizó 570 protestas violentas durante este año, en la nación del Tío Sam.

Un artículo publicado en los últimos días por Emmanuel Rondón, en PanamPost, hace saber de esa terrible situación: “las protestas violentas en EEUU han sido constantes; los grupos o movimientos más señalados son Black Lives Matter y Antifa. (Flickr). Se ha hablado mucho del “racismo institucional” y la “violencia policial” en USA, pero hay otra cara de la moneda, aunque señalada en una medida mucho menor: la violencia en las manifestaciones. Si bien muchas personas han ejercido su derecho a manifestarse pacíficamente en lo que ellos consideran “crímenes racistas” por la muerte de George Floyd y el salvaje tiroteo contra Jacob Blake en Wisconsin, también hay corrientes radicales que aprovecharon este descontento para asaltar, destruir y arruinar vidas. A lo largo del país se ha mantenido un patrón: protestas, pacíficas en el día (con debidas excepciones) y enormemente violentas en la noche con negocios saqueados, paradas de autobuses destruidas, autos quemados, y urbes que amanecen devastadas, como Kenosha, en Wisconsin, que quedó destrozada tras las manifestaciones del Black Lives Matter (BLM)”.

Se comenta que se ha discutido mucho la validez, no de las protestas en sí -derecho inviolable en países libres-, sino de su trasfondo de razones políticas-ideológicas que son marcadas, algo documentado en el informe con datos de la Armed Conflict Location and Event Data Project (Acled). Critican a Trump, pero no al movimiento radical de extrema izquierda que ha efectuado los actos de violencia. Se presentaron agresiones físicas y verbales contra personas que no se muestren en sintonía de sus peticiones o posiciones políticas. Se vio a miembros de BLM obligar a personas que alcen sus puños en apoyo a su movimiento, si no lo hacen son agredidas. Hay vídeos donde personas negras que marchan contra el racismo, intimidan a blancos a arrodillarse y pedir perdón por las “injusticias o crímenes de raza que sus antepasados cometieron”.

Y por más que dicho informe haya intentado imponer una narrativa con un evidente sesgo ideológico, los mismos datos que proporcionan llevan a la conclusión de que las manifestaciones con la injerencia directa de BLM han sido más violentas. Los datos indican 570 protestas con disturbios en 220 lugares de EEUU; el vandalismo aumentó sobre todo en las noches. Las pruebas están al alcance de la mano, dice Emmanuel Rondón, en alusión a esa supuesta extrema izquierda estadounidense.

Tal como se podrá advertir, cuando se desbordan las pasiones y ambiciones políticas en cualquier región del planeta, la población es la que paga los platos rotos, y Bolivia no deja de ser la excepción. Lo condenable es que tales acciones violentas, “fríamente calculadas” para causar daño, no hacen más que poner de manifiesto la insania mental y angurria de poder de determinados “animales políticos”, sean del bando que fueren, y estuvieren en el lugar que fuere.

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