Fracaso de la “cumbre político-partidista”

Organizaciones político-partidistas muy pequeñas del país intentaron, por convocatoria del presidente Evo Morales, reunirse en una llamada “cumbre política”, dizque con el objetivo de “debatir las conclusiones del encuentro plurinacional”, aparte de “temas políticos y de reivindicación nacional”. En la reunión participaron el MAS, partido del Gobierno, partidos pequeños con representación parlamentaria y grupos que intentan incursionar en la política que permite la democracia, aunque con muchas reticencias. Pero a poco de iniciarse con las palabras del Presidente, prácticamente fracasó el evento por el retiro de algunos de los grupos; otros, los más nuevos o sin representación, se quedaron para conformar, a pedido oficial, un “consejo político de asesoramiento”.

En la historia de la política partidista de los últimos 30 años en muchas oportunidades y debido a situaciones conflictivas, los gobiernos han convocado a reuniones o “cumbres” con miras a encontrar soluciones o remedios a los problemas en los que estaba inmerso el país. Las situaciones, hasta el año 2002, han sido diferentes porque efectivamente se podía contar con algunas fuerzas partidistas de relativa importancia; hoy ello no ocurrió porque los asistentes son de nuevo cuño y mayormente no tienen apoyo de la comunidad.

Dos o tres grupos que más o menos tienen alguna representación parlamentaria, por su falta de unidad y coherencia no pesan mayormente en la opinión nacional y resultan, frente al partido de gobierno, grupos manipulables que, como ocurrió recientemente, se retirarán de cualquier reunión por adolecer de fuerza o argumentos valederos para imponer algún criterio de su propia cosecha o, peor, que sea efecto de lo que podían haber acordado los grupos llamados de oposición y que, se entiende, podían reunirse previamente para presentar un solo bloque ante los planteamientos que haga el Gobierno.

Es lamentable que estos grupos minoritarios que propenden a reestructurar el ejercicio de la política partidista - tan necesaria en el sistema democrático - no puedan concordar y convenir en torno a la urgencia de la unidad para examinar los diversos problemas que enfrenta el país y proponer conductas que permitan hacer planteamientos coherentes y realizables al régimen gobernante. No quieren entender que desunidos como se encuentran, no harán otra cosa que fortalecer al partido MAS, agrandar el campo de acción del propio Presidente y debilitar cualquier intento que surja en el futuro porque habrá pérdida de cualquier apoyo o esperanza de la colectividad.

Los planteamientos para la “cumbre plurinacional” -como seguramente quería el Gobierno que se llame a su cita- estaban condenados al fracaso, simplemente porque no tendrían mayor participación los grupos asistentes y, como ocurre en cualquier tipo de totalitarismo, la única voz cantante sería la del Gobierno, su entorno y su partido; por supuesto, la llamada “oposición partidaria” quedaría rezagada con las culpas de “haber fracasado en la reunión”.

La verdad es que mientras no exista más seriedad en las convocatorias del Gobierno y no haya entendimiento y convicción sobre lo que quiere hacer con los resultados de esas reuniones y no permita libertades absolutas a los grupos político-partidistas organizados o por conformarse, no será posible ninguna reunión digna de ser tomada en cuenta; entretanto, para el Gobierno y para la propia comunidad nacional, estas “cumbres” no serán otra cosa que “shows” montados para distraer la atención.