Los aurinegros ganaron antes de caer en Viloco

La victoria más triste del plantel atigrado

“Esos dos triunfos fueron motivo para que una cantante de moda interprete un tema en el teatro al aire libre que ridiculizaba la canción de los celestes”


Aunque no podían saberlo en ese momento, la fría noche del jueves 3 de julio de 1969 habría de ser la última en la que el plantel stron­guis­ta, que dos meses y medio más tarde caería en las alturas de la cordillera de Tres Cruces, en­fren­ta­ría a su tradicional adversario.

Esa noche de invierno, los au­ri­ne­gros se alzaron con el triunfo por tres tantos contra uno. En realidad, unos días antes, el 25 de junio, los ati­gra­dos, cuyo plantel estaba pro­fun­da­mente dividido y las di­fe­ren­cias in­ternas eran demasiado evi­den­tes y fuertes, habían vencido al elenco celeste por cuatro goles con­tra dos, des­pués de remontar una inicial di­fe­ren­cia de dos tantos en contra.

En ese equipo jugaba la mayoría de los hombres que perderían la vida en esa tragedia: Orlando Cá­ce­res, Hernán Andretta, Julio Díaz, Jorge Tapia, Miguel Ángel Porta, Diógenes Torrico, Héctor Marchetti, Óscar Flores, Eduardo Arrigó, Fer­nando Durán.

Mario Rivero sería desafectado po­co después del plantel, en tanto que Rolando Vargas, Luis Gini y Marco Antonio Velasco, por encontrarse lesionados, no abordaron el DC-6 del Lloyd Aéreo Boliviano que caería sobre las montañas.

Ese primer clásico correspondió a Recopa de Clubes Campeones Na­cionales y el segundo, al torneo oficial de Primera A que controlaba la Asociación de Fútbol de La Paz (AFLP). Debe recordarse que en aquellos años, todavía no se había creado la Liga Profesional.

Datos y apuntes

Goleada inútil
En noviembre de 1995, el Tigre, que ya estaba eliminado del hexagonal final y el fracaso era la conclusión de una temporada gris, pero en su despedida se dio el gusto de ganar cinco a uno a su tra­di­cio­nal rival, Bolívar.

Fue la tarde en la que el brasileño Valdir da Motta Filho se dio el gusto de anotar dos goles de extraordinaria fac­tu­ra; Óscar Sánchez hizo otros dos, y el último fue obra de Robert Arteaga. Y aunque se clasificó finalista, Bolívar no pudo lograr el título nacional en aquella temporada.

Torneo trunco
En 1978, la Liga organizó un torneo bajo la modalidad de todos contra todos, pero ante el escaso respaldo del público, lo declaró desierto. Sin embargo, el domingo 30 de abril de 1978, los celestes se dieron el gusto de propinar una goleada de escándalo a sus tradicionales adversarios: seis goles contra tres. Jesús Reynaldo, Carlos Borja, Por­firio Jiménez (dos) y Carlos Aragonés (dos) marcaron los tantos del vencedor. Para los atigrados, descontaron Mario Concha Argarañaz, Ricardo Fontana y Rolando García.
El último
El miércoles 27 de julio de 1977, Bolívar venció por un gol contra cero a The Stron­gest. Fue el último clásico oficial jugado bajo el control de la Asociación de Fútbol de La Paz. Aquel cotejo se disputó en el estadio Li­ber­ta­dor Simón Bolívar, de Tem­bla­derani, pues el “Hernando Siles” estaba a punto de ser reinaugurado con motivo de los Juegos Bolivarianos. Luis Gregorio Gallo anotó el único gol de ese partido, a los 19 minutos de la segunda parte. 8.751 personas presenciaron aquel encuentro.

Al ponerse en marcha aquel cer­ta­men, los gualdinegros sumaron una importantísima victoria, en la que jugó, además de los ya men­cio­na­dos, Juan Iriondo, otra de las víc­ti­mas de la fa­ta­li­dad.

Ro­lan­do Var­gas, a los cinco minutos del primer perío­do, Diógenes To­rri­co, a los 12, y Hernán Andretta, a los 19, anotaron los tres tantos del Tigre. A los 25 minutos del se­gun­do período, el peruano Ma­nuel Gri­mal­do señaló el gol del descuento para los bo­li­va­ris­tas.

El árbitro Jorge Monasterios expulsó a Rolando Vargas. Pese a la su­pe­rioridad numérica, los bolivaristas no lograron el empate.

El entrenador de ese plantel era el profesor Eustaquio Ortuño, quien 10 años antes había sido ar­que­ro del mismo elenco oro y negro, entre otros clubes.

Aquella sería una de las pocas vic­torias de los atigrados en el cam­peo­nato oficial de 1969, pues luego de ese resonante triunfo, The Stron­gest caería en una vorágine de de­rrotas, que lo tenía en las últimas posiciones a tiempo de producirse la tragedia aérea de Viloco.

Sin embargo, ese triunfo fue­ mo­ti­vo para que una cantante de moda en la época interpretara un tema en el teatro al aire libre Jaime Laredo, que ridiculizaba la canción tra­di­cio­nal de los celestes: “a las cuatro de la tarde, entra el Bolívar en cancha y… a las seis, el Stron­gest lo ha hecho pito”.

La historia posterior es conocida. El DC-6 del Lloyd Aéreo Boliviano se estrelló en la cordillera y no hubo sobrevivientes. Ese 1969, los di­ri­gen­tes de la AFLP concedieron li­cen­cia a los atigrados y los de­cla­ra­ron campeones de honor.

Los hinchas que ya peinan canas recuerdan con un dejo de nostalgia aquella victoria, una de las más tristes de la historia.

Han pasado casi 39 años desde aquel trágico suceso. Y año tras año, los dirigentes e hinchas de la institución recuerdan a los caídos, a sus muer­tos. Los homenajes ya son parte de la tradición aurinegra.

Semejante accidente no pudo con el Tigre, que se levantaría de sus cenizas y volvería para ser bicampeón paceño y subcampeón nacional en la temporada 1970. Lo hizo merced al impulso de grandes dirigentes, como Rafael Mendoza, Hugo Suárez Guzmán, Marina Az­cá­rraga y muchos más.

A estas alturas, el Complejo de Achu­mani es un monumento que inmortaliza la memoria de los fa­lle­cidos y de quienes una noche de invierno, mientras el césped de Mi­raflores mostraba los efectos del frío, se dieron el gusto de ganar con am­pli­tud y autoridad a Bolívar.

 
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