Mientras falten policías habrá criminalidad

Ernesto Millán Bernal

El columnista Dominicus en El Deber (15-07-2012) pretende justificar la existencia del crimen aduciendo la falta de más policías, siendo que este problema se debe a otras causas, no así al parcial remedio.

Si analizamos el asunto desde el punto de vista del deber ser, vemos que esta aseveración está más cerca del concepto de Estado policial que de un Estado ideal, donde no debería haber policías, sino un individuo consciente de sus derechos, obligaciones y una conducta intachable.

Pero en un Estado del cuarto mundo eso no significa que debamos llenar de policías cada cuadra de la ciudad. Sí, hacen falta más, pero que desaparezca la criminalidad. Lo básico y fundamental creo que es encarar la desaparición de las causas de este mal social.

Y es que en determinadas sociedades, controladas por elementos radicales incrustados, se ha hecho desaparecer materias de enseñanza que iban a conducir al individuo a tener conciencia y aprender normas de conducta con respecto a la sociedad, como individuo, internalizando la máxima de oro: “sus derechos llegan hasta donde van los derechos del otro”. Y este aprendizaje por diversos factores fue delegada a la escuela, centro de instrucción, debido a que el lugar de educación por excelencia, el hogar, se ha ido destruyendo por muchos factores, especialmente los económicos, ya que el supuestamente proveedor del núcleo familiar, el padre, no puede encontrar trabajo ni medios que aseguren la supervivencia propia y de su entorno íntimo.

Esta calamidad se acentúa, ya que en la escuela por formar “revolucionarios” se acaba de finiquitar el eslabón con este aprendizaje social, al suprimir la enseñanza de la materia “Instrucción Cívica” y relegar la otra que coadyuvaba, la materia de “Religión”. El individuo en ciernes se halla creciendo en una nebulosa de la nada, donde no puede aferrarse a un conocimiento de cánones que le indiquen lo bueno, lo malo y su diferencia.

Esta es la falencia que tiene la sociedad actual, que no es nueva, ya que apareció hace más de 60 años, destruyendo todo andamiaje, pensando que con eso terminaría el régimen al que se había confrontado y al cual se le ganó. Y en el desarrollo de este nuevo régimen, al querer destruir totalmente lo que representaba a los perdedores, eso significaba quemar y hasta matar a sus detentadores, creyendo que con ello se eliminaba la forma de generar riqueza, plusvalía, aquella mágica operación que da lugar a que el Estado, mediante impuestos, pueda hacerse capaz de poner dos policías en cada esquina.

Y vamos al principal factor de criminalidad, aparte de los citados líneas arriba. La falta de trabajo hace que el individuo, al no poder ganarse la vida y el sustento de su familia, por la desesperación sea empujado al delito, y por ser continua la situación, a la criminalidad como medio de vida, cuando no a la drogadicción. Eso en cuanto no haya pasado el límite psicológico de distinción entre el bien y el mal.

Y tenemos que hacer énfasis en este aspecto, la falta de trabajo aumenta el factor de criminalidad y no achacar el problema a la falta de policías en cada esquina. Esto es propio de un Estado totalitario, donde habría que implantar los comisarios políticos y/o de criminalidad,

En cuanto a la creación de una Policía local, no es cuestión de “voluntad de un centralismo”, sino una decisión de control de la seguridad nacional interna, que tiene que estar bajo un solo mando. Aquí no entra la lenidad o falta de capacidad de quienes en última instancia deciden acciones, que en todo caso es de civiles al mando, por mandato popular. Esto significa evitar acciones de xenofobia por parte de la Policía local, y no socapar a autores de delitos aunque sean reconocidos miembros de la comunidad o poderosos.

En todo caso, la creación de policías locales significaría asimismo la necesidad de la creación de otro organismo supralocal que controle a aquéllas, llámese Policía Federal, ya que estamos en tiempos de autonomías, y tampoco tendríamos medios para pagarles como se debe.

En todo caso, a riesgo de ser repetitivo, los orígenes de la criminalidad están en la falta de educación, (en la casa) su afirmación en el tiempo de instrucción (en la escuela) y principalmente se debe a la falta de trabajo o de oportunidades para el desarrollo completo del individuo. Claro está, estamos sujetos a falencias como seres humanos; habrá delincuentes, pero no en elevadas cantidades.

Y para acabar este análisis, coincidiremos todos en la necesidad de una justicia pronta, con códigos y procedimientos adecuados.

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