Oposición ve “doble moral ambiental”

La coca es un conflicto ambiental que el Gobierno intenta aplacar

Parques y reservas naturales son amenazados por cultivos de coca, explotación petrolera, depredación, tráfico de madera y especies.


El Tipnis es un ejemplo de los conflictos que dañan el ecosistema. El tráfico de madera se suma a la amenaza de la expansión de cultivos de la hoja de coca.
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La producción excedentaria de coca, los avasallamientos, la depredación y deforestación son algunas de las amenazas que deben enfrentar los parques naturales que existen en Bolivia, un país con inmensa riqueza y biodiversidad que cada vez es afectada por factores externos, pero también por acción interna propia.

El propio presidente del Estado, Evo Morales, a tiempo de inaugurar el primer regimiento ecológico dentro del Tipnis, el miércoles 29 de agosto, reconoció estos problemas, más aún por el antecedente de los hechos en Yungas de Vandiola, región colindante al Parque Nacional Carrasco.

“Como Gobierno no podemos permitir asentamientos y cultivos en los parques nacionales, que entiendan los hermanos”, decía por los cultivos de esa zona que ocasionaron un bloqueo y confrontación entre productores de coca que exigían al Gobierno mayor control, pues se estaría avasallando hectáreas de propiedad con la coca excedentaria.

La “hoja sagrada” se constituye el último tiempo, en el mayor factor de riesgo y enemigo contra los parques naturales, porque además de menguar la producción agrícola, esta planta deteriora y deja la tierra sin vida por su alto consumo de proteína.

Una Ley de la Hoja de Coca se encuentra en elaboración en la Asamblea Legislativa, primero en la comisión que presidía el senador Eugenio Rojas (MAS) y que ahora ya estaría en etapa de ultimar detalles antes de su socialización. La normativa viene a reemplazar la Ley 1008 con una doble modalidad, primero como la Ley de la coca referida al cultivo y control de esta planta, aún observada por instancias internacionales como el Convenio de Viena, y otra Ley de control de sustancias controladas para regular y penalizar el uso y tráfico de los elementos químicos que son utilizados para la fabricación de cocaína.

Otro intento del Gobierno para ejercer mayor control dentro de las reservas naturales, no sólo por el tema coca, sino por los asentamientos ilegales y el tráfico de especies, es la creación de regimientos ecológicos, cuyo primer ejemplo se dio en Ichoa, región donde debería iniciar el segundo tramo de la carretera dentro del Tipnis y que uniría a San Antonio con Santo Domingo.

“Éste es el primer regimiento ecológico que se crea acá; desde aquí aprenderemos a defender los derechos de la Madre Tierra y como preservar los parques nacionales de toda Bolivia”, decía el primer mandatario en presencia de militares y representantes de esta comunidad limítrofe con el Polígono 7.

El exvicepresidente de la República, Víctor Hugo Cárdenas, cuestionó este discurso “de forma” del Gobierno, cuando de fondo se realizan políticas que vulneran los derechos de los pueblos indígenas y sobre todo se afecta a la biodiversidad natural.

“Hay una doble actitud, porque de boca para afuera se dice que se protege la naturaleza, pero en la práctica hacen todo lo contrario”, citó ejemplificando el caso del Tipnis y aseguró que pese al anunciado regimiento ecológico, el propio presidente no podrá evitar que los productores de hoja de coca avasallen e ingresen a la reserva de Villa Tunari hacia Ichoa.

“Existe una sobreprotección a los cocaleros en este gobierno, porque hay que recordar que antes el entonces dirigente cocalero Evo Morales y el dirigente indígena Marcial Fabricano firmaron un acuerdo para que se delimite la línea roja, pero luego no ha podido evitar que se amplíe esta zona del Polígono 7, es una forma dual de actuar que resulta en un engaño a los indígenas”, manifestó.

 
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