Son trasladados a Subalcaldía

36 personas perdieron todo


De las 35 personas que vivían en las ocho casas que se desplomaron ayer, la mayoría no habría sido notificada por la Subalcadía Sur para que desalojen, y ayer cerca de las 08.00, estas familias tuvieron que salir sin llevar nada en las manos más que sus mascotas, por el riesgo que representaba quedarse en la zona.

Eran las 03.00 horas de la madrugada del martes y el ruido de las rajaduras de las viviendas hizo despertar a los vecinos de Ventilla, una familia atemorizada del hecho, llamó a la red 114 de emergencias, quienes se constituyeron hasta el lugar para hacer evacuar del lugar. Los demás vecinos, curiosos observaban por sus ventanas, pero nadie les pedía que ellos también puedan salir de sus casas y sacar sus pertenecías. Mientras pasaban las horas, la alerta cada vez se hacía más fuerte.

“He prendido todas las luces de mi casa, pero nadie nos ha dicho nada, pero sí estaban sacando las pertenencias de un vecino que estaba más arriba (...) esta mañana vinieron y mis suegros me dijeron que iban a venir a inspeccionar a las ocho de la mañana”, relató.

Pero lo que las familias que vivían en la prolongación de la calle 23 no sabían que les iban a alertar para abandonar sus casas. Apenas salieron de sus viviendas y los muros empezaron a desplomarse a pedazos, los techos caían, las ventanas eran rajadas y la gente ubicada por el personal municipal, a metros del hecho, observaban cómo todos los años de esfuerzos desaparecía en instantes. La pena inundó sus corazones y se vieron reflejados en lágrimas.

“Estamos parados, no tenemos nada, apenas saqué mi chamarra, según el plano del director de riesgos, mi casa sólo está para inspección, o sea no hay aviso de devolución y nadie nos dijo nada. La casa siempre está llena, mis suegros viven ahí (...) a nosotros no nos notificaron”, dijo.

Así como ella, muchas personas que tienen sus pertenencias al interior de las casas que se desplomaban querían correr hasta sus viviendas y sacar sus pertenencias.

SONDEO DE OPINIÓN

Jose Mamani:

“Pido a las autoridades que nos ayuden (relató con la mirada al suelo y con lágrimas) cuánto cuesta todo esto, a quién podemos pedir que nos ayude, necesitamos mucha ayuda. Mi hermano vive ahí, me siento muy mal por todo lo que estoy observando, ahí están como seis personas, en esa casa que se está cayendo, es una lástima, espero que las autoridades nos ayuden porque para nosotros solos será complicado recuperarnos prontamente”.

Juan Mendoza:

“Anoche ya había rajaduras, es terrible lo que está pasando, toda la casa se está cayendo, no podemos recuperar nada, nos estamos quedando con las manos vacías (...) Muchos no han sacado nada, queríamos ayudar a sacar sus cosas, pero no nos dejan sacar, no sabemos qué hacer, hay gente desesperada, los ruidos de la caída de los muros son fuertes, esperemos que haya una ayuda pronta de la Alcaldía, porque realmente se necesita”.

Juan Huanca Llusco:

“Mi casa se está cayendo, pero anteriormente, como cuatro años ya había siempre rajaduras. La Alcaldía venía a controlar, venía a poner macillitos blancos, pero nosotros hemos descuidado, el agua ha filtrado del alcantarillado. Yo vivía aquí desde 1973, yo siempre vi toda la zona así. Sé que es nuestro descuido (...) La Alcaldía anteriormente vinieron a visitar, nos han recomendado que nos fijemos, pero tampoco dijeron que salgamos”.

Rudy Tarifa, presidente de la junta de vecinos:

“Es lamentable lo que pasó (...) Inicialmente teníamos una ubicación para (ellos) en Alto Ventilla, Desarrollo humano tiene un lugar, yo tengo actualmente un centro infantil, pero me faltaría dos módulos para ubicar a las familias afectadas, quien sabe podamos tenerlos en aquel lugar (…) Todas las personas estamos desde las 1.30 de la madrugada en la incertidumbre, acudí sin ser mi jurisdicción”.

 
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