La Cumbre y el calentamiento

Mientras sumergía mis pies en un balde de agua caliente, humilde pediluvio al que recurrimos los caballeros para calentarnos los pies antes de dormir, se me presentó mi corresponsal periodística para anunciarme que formaría parte de la delegación palaciega en Tiquipaya, donde podría alternar con personajes mundiales como el Secretario General de la ONU, un ex Premio Nobel de La Paz, nuestro presidente vitalicio Evo Morales, y otros gigantes de la Historia.

Concedí el permiso a la cholita periodista, sin dejar de admirar la suerte de quienes podrían estrechar las manos de personajes tan singulares, que viven preocupados por el calentamiento global de la Tierra, mientras yo me caliento los pies.

Al retornar de tierras cochabambinas para informarme acerca de un cónclave tan importante, Macacha no pudo disimular su decepción y exclamó: ¡Qué forma de perder tiempo y malgastar millones para elaborar conclusiones que volverán a ser estudiadas el próximo año en París, donde volverán a reunirse los mismos!

Tratando de aminorar la decepción de la cholita periodista, le manifesté que el calentamiento del planeta es resultado de los gases que produce la actividad industrial de los hombres en pos de satisfacer las necesidades crecientes de la humanidad, contestándome la cholita que es una verdad conocida por todos, pero que todos los pueblos (incluido Bolivia) seguiremos empeñados en crear nuevas industrias, extraer más petróleo y crear nuevas formas de energía como la energía nuclear, que nuestro mandatario Evo quiso instalar en Mallasilla y que lo hará en cualquier otro lugar de nuestro territorio.

Pregunté a la cholita periodista qué otros hechos había podido advertir en Tiquipaya, contestándome con la malicia que la caracteriza: “Hubo otra reunión más de afamados socialistas del mundo, entre los que recuerdo a un Premio Nobel de La Paz en el pasado siglo, Adolfo Pérez Esquivel, el ex Juez español Baltasar Garzón y los inefables mandatarios de Venezuela y Ecuador, los señores Nicolás Maduro y Rafael Correa, quienes son de la misma cuerda junto a Evo Morales, todos amigos y propulsores de las presidencias por tiempo indefinido…”.

Traté de consolar la tristeza de mi comadre, quien por vez primera sufrió en carne propia la decepcionante actuación de hombres famosos que burlan los grandes anhelos de la humanidad.

Para que este final de crónica no sea tan triste, ayudadme a decir: ¡Viva nuestro presidente vitalicio Evo Morales, viva el Tribunal Supremo Electoral, viva el Tribunal Constitucional, Patria o muerte venceremos y, sobre todo, vivan las cholitas cochabambinas inteligentes y libres!