Ley de la coca: ¿solución o sacrificio?

Nicómedes Sejas T.

La nueva ley de la coca no es una ley más. La historia de la coca se ha convertido en un tema de caracteres estructurales, se halla imbricada económicamente con el desarrollo económico de Bolivia y las condiciones de su inserción en la economía global, y políticamente con un potencial no develado de disputar el poder a los mecanismos vigentes en el marco de la democracia.

La nueva ley de la coca es la solución al problema de la coca excedentaria ideada por los representantes que han llegado al poder promovidos por la defensa de la coca excedentaria. La lucha de los cocaleros del Chapare fue intensa y sostenida, y por sus rasgos heroicos tiene su analogía con la lucha del movimiento indígena que lucha contra el sistema de exclusión. El movimiento cocalero del Chapare se vio enfrentado a sucesivos gobiernos por defender una actividad que a fines de la década del 80 se había convertido en una verdadera necesidad. Entre las escasas oportunidades, la producción de la coca fue la única bendición de la naturaleza, en un entorno donde la crisis agobiante no dejaba lugar para generar empleo. Las medidas de shock y la relocalización eran un bálsamo para las deficitarias arcas fiscales, pero también una justificación para las soluciones impopulares, porque eran los campesinos y los obreros sobre quienes se cargaba sin dudar el peso de la crisis, o tal vez era la estrategia más conocida desde la creación de la República, como se recuerda el pago riguroso del tributo indígena, a veces adelantado, para sostener el gasto público. La solución fiscal de Mariano Melgarejo fue un ejemplo extremo en que una vez más se recurrió a incrementar nuevas exacciones al indio con la amenaza de rematar sus tierras, su único medio de sustento.

No podemos ignorar que los defensores de la coca excedentaria tuvieron que trascender el alcance de sus demandas, reconfigurando su lucha en la historia de la lucha de los marginados y excluidos, es decir en la lucha del movimiento indígena. Esta lucha se fortaleció con las reformas políticas de sentido descolonizador, durante la década del 90, hasta lograr su representación parlamentaria, y la oportunidad de llevar a sus líderes hasta el poder en la crisis de representatividad popular de los líderes tradicionales y de sus partidos (2002-2005).

La legalización de la coca excedentaria es la misma solución que los liberales del Siglo XX plantearon para zanjar la pacificación de los beligerantes Chile y Bolivia, subordinando el interés nacional a los intereses del poder emergente de los mineros.

Se ha reprochado con razón el entreguismo y la traición de los liberales del Siglo XX, y segundo, por subordinar la legislación nacional a intereses sectarios. La nueva ley de la coca retoma la vieja lógica de soluciones indigenistas desde el poder del colonialismo interno: No considera sus relaciones sistémicas. La producción de la coca excedentaria está imbricada con los escasos medios de inserción de nuestra economía con la economía global. Es fácil legalizar lo no razonable desde el poder con mayoría parlamentaria, pero es un flagrante desinterés por ofrecer mejores oportunidades de empleo a la población en edad de trabajar. Alentar la ilegalidad es atentar contra las actividades legales. Su consecuencia es letal, pone de rodillas a los productores de la coca excedentaria frente a la fuerza de la demanda originada en los países desarrollados, que más bien parece una renuncia al discurso antiimperialista del gobierno. Así mismo, se produce una competencia desigual entre los productos legales y la producción ilegal, cuya rentabilidad ilegal no se transfiere sino marginalmente al sector legal de nuestra economía, debido a su carácter subterráneo.

Las informaciones de prensa dan cuenta que la producción de la coca excedentaria se extiende por los umbrales de la pobreza, más allá del Chapare, en los cordones periurbanos, donde también es posible procesar la pasta base. ¿No será esta ley una forma de condenar a los pobres a la actividad ilegal?

Juzgue el lector si la nueva ley de la coca es una solución o un sacrificio.

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