Una desmedida ambición política

En Colombia, el general Gustavo Rojas Pinilla, siendo jefe de las fuerzas armadas, lideró, con cierto tono populista, el golpe de Estado, que derribó, en fecha 13 de junio de 1953, al presidente Laureano Gómez, que había tomado el franquismo español como paradigma para su administración gubernamental.

Asumió una dictadura que implicaba restricciones en las libertades ciudadanas. Le tocó, asimismo, combatir, con la ayuda militar norteamericana, a grupos guerrilleros que sembraban violencia e incertidumbre, en territorio colombiano. Además estuvo confrontado con la iglesia católica.

La actitud entreguista, a favor de las transnacionales, caracterizó al régimen. Éstas acumularon fabulosas utilidades, succionando los recursos naturales, renovables y no renovables, en desmedro de los supremos intereses nacionales y del pueblo, en particular.

El prorroguismo, tendencia de perpetuarse en el gobierno, llevó al precipicio a Rojas Pinilla, provocándole la caída del Poder. En consecuencia: al culminar sus cuatro años de gobierno, se hizo reelegir, el siete de mayo de 1957, para un nuevo período presidencial. El propósito posiblemente fue seguir usufructuando de las facilidades que ofrece la primera magistratura de la nación en tiempos del autoritarismo.

Empero a los tres días de ese hecho, es decir el 10 de mayo, fue obligado a abandonar el gobierno, por un movimiento popular, que se tradujo en una huelga general que paralizó el país. Por lo tanto no tuvo otra opción que dejar el camino expedito al gobernante venidero.

Gustavo Rojas Pinilla fue despojado, posteriormente, de sus derechos civiles, por “indignidad en el ejercicio del Poder”, el 18 de marzo de 1959, conforme la resolución adoptada por el Senado Nacional. Una condena legislativa que estigmatizó por vida al otrora poderoso hombre público.

Rojas Pinilla, además de militar y político, ostentaba el título de ingeniero. Fue un personaje con formación no sólo castrense sino académica. Nació en 1900 y pasó a la historia como un elemento cavernario y antidemocrático.

En suma: el general Gustavo Rojas Pinilla encarna la desmedida ambición política de todos los tiempos y pueblos.