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[Edgar Linares Mariscal]

Las individualidades no fueron suficientes en los equipos sudamericanos


Todo empezó con el onceno del Perú. Su figura Guerrero con problemas de doping dejaba sin gol al equipo. Sin embargo por gestiones propias se habilita y renace la esperanza en todo un país. Si bien todos reconocemos su capacidad, no tenía compañía en el área para materializar en gol las jugadas, teniendo que rebuscárselas sólo algunas veces con éxito, las más sin resultados, demostrándonos que la soledad en la que se encontraba pese a su buena voluntad, no se le podía perdonar falla alguna porque era el único que tenía que definir el partido. Una responsabilidad sobredimensionada.

Otra esperanza era Colombia. Un equipo trabajado pero también supeditado a dos jugadores; James Rodriguez y Falcao, quienes estaban obligados a llevar al equipo hasta el podio. Pero la lesión de James dejó a su compañero aislado con todo el peso en sus espaldas de suplir su ausencia y como consecuencia de la ausencia del dueto, otro representante suramericano vuelve a la casa cumpliendo a medias.

Lo que pasó con Argentina se pronosticaba. La falta de respeto a su técnico desde los jugadores hasta la prensa, hicieron que su líder Messi sea el responsable de lo que sucediera en la cancha y es así que todo el andamiaje recurriera a él para gestar peligro en el arco contrario, pero al no estar inspirado o tener una persecución impecable de sus adversarios, poco o nada podía hacer contagiando a sus compañeros que también buscaban la individual, pero sin el talento del maestro. Así fue el equipo rioplatense supeditado a las genialidades de Messi que estuvo prácticamente ausente del mundial

La gran esperanza charrúa la constituían Cavani y Suarez. Una dupla que vienen jugando juntos hace varios años de memoria. Contaba con una defensa sólida y medio sector que los alimentaba para generar los goles en cualquier momento. Sin embargo una lesión de Cavani, dejo a los celestes con un solitario Suarez que no tenía con quien acoplarse para buscar los vacíos en jugadas ya trabajadas por su director técnico Tavares. Una verdadera lástima por el hecho de que el sustituto de cualquiera de los dos delanteros, no reunía las características ni experiencia de hombre gol como siempre ha sido esa dupla. Uruguay sigue sin llegar a los cuartos de final desde hace varios mundiales y esta era la oportunidad por los valores con los que contaba.

Y Brasil de la mano de Neymar volvió a casa sin pena ni gloria. La torcida después del fracaso en su país el anterior mundial, iba por la revancha. Quizás fue exagerado el optimismo al salir airoso en la primera etapa del certamen. Cuando llegó a los octavos de final tenía que enfrentarse a potencias europeas donde un solo hombre no podía pesar frente a jugadores que militan en equipos de élite que conocían de sus habilidades y desplazamientos, esperando la colaboración de sus compañeros que hablaban otro idioma futbolístico y entonces se encontraban frente a una muralla infranqueable sin resultados. Otro fracaso más y van…

Con el retorno de nuestros cinco representantes, se pone en evidencia que el fútbol actual no puede depender de individualidades. Esa es la gran diferencia con el europeo que trabaja en conjunto. Donde prácticamente todos son titulares al no desentonar la estructura del equipo quien esté en cancha. Esperemos que esta experiencia la tomemos en cuenta desde las Eliminatorias para Qatar 2022, donde nosotros tampoco dependamos de individualidades que nos han llevado al fracaso desde del año 1994 cuando asistimos al Mundial de EE.UU. de Norteamérica por última vez.

Dr. Edgar Linares Mariscal,

fundador y ex asesor legal de Fabol

 
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