Productores de coca de La Paz, sector confrontado con el Gobierno por las tareas de erradicación de cultivos en los Yungas, dejaron la sede de Gobierno para ir a sepultar a sus dos compañeros muertos y luego engrosar las filas de la marcha que viene rumbo a la urbe paceña.
El viernes, una masiva marcha recorrió las calles del centro político del país con afiliados de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) y gente de la Universidad Púbica de El Alto (Upea) que cargaban los dos féretros de Eliseo Quispe y Carlos Vega, las dos víctimas de la represión policial del miércoles en San Antonio, comunidad próxima al municipio de La Asunta. Estaban presentes también los huérfanos de ambos y un grupo de niños que coreaba “¡Evo asesino!”.
Posteriormente, las familias de Quispe y Vega decidieron trasladar los cuerpos a sus tierras para darles la cristiana sepultura, luego de que fueron velados en Adepcoca.
La dirigencia afirmó que la mañana del lunes arribará a la sede de Gobierno una multitudinaria marcha que viene desde La Asunta demandando la liberación del presidente de Adepcoca, Franklin Gutiérrez, justicia por la muerte de los dos cocaleros y el teniente, además del retiro de efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta.
“Nosotros estamos pidiendo respeto a nuestras fuentes de trabajo, porque los yungueños vivimos de la hoja de coca y no nos vamos a cambiar por nada”, dijo a EL DIARIO Abel Jaúregui, ejecutivo de la Central Irupana.
Los restos de Carlos Vega y Eliseo Choque fueron llevados a sus regiones en Chayanta (Potosí) y La Asunta (La Paz) respectivamente para su entierro.
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