Un fracaso anunciado

Lo dijo hace cinco años José Miguel Insulza: esto que hace Bolivia es un error. Lo decía un experto en derecho internacional, que llegó a ser secretario general de la OEA. Era un frío diagnóstico.

Ahora, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya confirma ese anuncio al sentenciar que Chile no tiene obligación de negociar con Bolivia para cederle un territorio sobre el océano Pacífico.

El error consistió en proponerse que el tribunal más alto del mundo apoye la tesis de Bolivia y de esa manera deje abierta la ventana para que todos los tratados bilaterales del mundo, que son miles, sean revisados. Es decir, el caos. Proponer el caos podrá ser útil en Bolivia, como se demuestra ahora, pero proponerlo para todo el mundo es inviable.

El segundo error fue haber creído que ese tribunal iba a dar la razón a Bolivia porque tiene “el primer presidente indígena de su historia”, lo que tampoco es cierto. Se había convertido en un asunto electoral. Y, eso, los jueces de La Haya, aunque parezcan muy ajenos a lo que pasa en el planeta, lo pudieron percibir.

Y sobre esa creencia, fue otro error armar todo un plan para que el fallo, el eventual fallo favorable a Bolivia, termine siendo beneficioso para el candidato que quiere serlo a pesar de haber sido vetado por un referéndum. Le estabas dando a los jueces, y a Chile, el mejor argumento para dar la espalda a Bolivia.

No contaba el candidato no deseado con que se le sumaran, como colados, dos expresidentes, decididos a acompañarlo al patíbulo, a los que sólo tuvo que ofrecer una suerte de amnistía, como premio por su solidaridad extrema. Acompañar a alguien al patíbulo es algo que nadie había hecho hasta ahora. Y los tres resultaron colgados. Mucho amor a la causa marítima o poco olfato político de dos de ellos.

Por el apuro, o lo que sea, a todos éstos se les olvidó el principal argumento boliviano: en 1879 un país quedó sin puertos, pero, a su vez, varios puertos quedaron sin país. Eso se puede observar todos los días.

Si no vas a tomar en cuenta eso, sería mejor que te dediques a otra cosa, pero nunca, jamás, a elaborar estrategias para el retorno de Bolivia a la comunidad del mar.

Y nunca, nunca, nunca, jamás, pongas en una canasta todos los huevos de tu apuesta. Salvo que seas muy tonto.

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