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[Severo Cruz]

Tiempos de emergencia


“Quienes se fueron del país, jamás hubieran importado el coronavirus. Tampoco hubieran permitido que baje el precio del petróleo en el mundo. Ni siquiera hubieran pensado en elecciones. Quizá hubieran construido diques de contención, para evitar los desastres naturales de Tiquipaya y Kella Kella”.

Ese es el criterio de la gente común, que, en muchos casos, vive al día. Que siempre habla, en función del estómago. Que prioriza el sustento cotidiano, ante y sobre todo. “Barriga llena, corazón contento”, se ufanará. Por lo visto el cambio, venga de donde viniere, poco o nada le importa. Lo fundamental, según aquélla, es mantener el buche rebosante.

Piensa y cree que la realidad, adversa desde luego, que se impone en Bolivia, afectando a una población de más de once millones de habitantes, fue creada, promovida y avivada, por la mujer, la política y profesional que asumió el Poder, con valentía, entereza y firmeza, luego de los conflictos de octubre y noviembre de 2019. Que logró pacificar al conjunto nacional, que estuvo al borde de la guerra civil. Lo hizo mientras otros estuvieron escondidos dentro de las faldas de sus esposas.

En ese contexto la gente común maneja una serie de adjetivaciones, en contra de ella, que mellan su dignidad y lastiman su honorabilidad. Ciertamente que la lucha política, en nuestro medio, es descarnada e inhumana. Su fiereza horroriza.

E inclusive la mujer se ha convertido, hoy, en enemiga, despiadada e implacable, de su propio género, hablando sandeces en contra de la primera autoridad constitucional.

Con estas actitudes mezquinas y revanchistas, no se podrá avanzar hacia un futuro mejor. No se podrá construir una Bolivia unida, integrada y progresista, que concite la admiración y el respeto en la región y el mundo. Estaremos en las mismas de siempre, por culpa de los fallidos. Por culpa de quienes destilan odio y veneno. Por culpa de quienes menosprecian el liderazgo, la capacidad política e intelectual de una mujer gobernante.

Toda esta actitud fue emprendida con el solo objetivo de subestimar su autoridad, desgastar su discurso, deteriorar su imagen e ignorar sus logros, con miras a una etapa electoral que se intensificará cuando pase la emergencia sanitaria por el Covid 19. Las instrucciones, para ese efecto, llegan desde el exterior. De índole “socialista”, sin duda.

Es que no faltan los “salvadores”, los “enviados” y los pedantes que contribuyen con sus opiniones a encarar la tarea tendente a desprestigiar la actual gestión gubernamental.

Existen, entre ellos, los “violentos”, decididos a convulsionar el país, para retomar las riendas del Poder. Pero los tiempos han cambiado. Ya no son aquéllos donde se imponía consignas. Donde se obligaba a votar por determinado candidato.

En suma: diríamos que vivimos tiempo de emergencia, que debería unirnos.

 
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