Chofer del bus “Altiplano” con una herida de bala puso a salvo a más de 50 pasajeros

Acción valiente evitó una mayor cantidad de víctimas en el atraco registrado en la carretera La Paz-Apolo. Félix Luque superó el dolor y pensó en los pasajeros antes que en su salud.


Los heridos incluidos dos choferes, continúan recibiendo atención médica en el Hospital de Clínicas y el Hospital Arco Iris de las ciudad de La Paz.
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El chofer del bus “Altiplano”, Félix Luque Huanca, puso a salvo a más de 50 pasajeros de la treintena de atracadores que los interceptaron, cerca a la media noche del sábado en la carretera La Paz-Apolo. Este conductor pese a la balacera y a estar con una herida en la rodilla, tras recibir un impacto de bala, condujo su motorizado, pese al dolor, hasta la primera posta sanitaria que encontró a su paso hacia la Sede de Gobierno.

De acuerdo con el relato del propio conductor de la flota, los asaltantes le interceptaron entre las poblaciones de Charasani y Wilacala, un sector desértico de la carretera Apolo-La Paz.

“Estuve a punto de desfallecer, pero mi responsabilidad con los pasajeros que llevaba y el recuerdo de mi familia hicieron que no parara la movilidad, porque me persiguieron un buen trecho. El lugar donde nos asaltaron fue entre las poblaciones de Charazani y Wilacala, primero sentí como que nos arrojaban piedras, pero había sido disparos de armas de fuego, nos gritaron para que detuviéramos el bus, pero cuando se dieron cuenta que no pretendía dar lugar a esas órdenes, ellos (los atracadores) comenzaron a disparar con sus armas”, dijo.

Al darse cuenta que la movilidad no paraba, según la versión del chofer, el grupo delincuencial comenzó a disparar por todo lado, “el principal blanco era yo, querían matarme para frenar el bus; los disparos llegaban de todo lado y desde ese momento hasta que llegamos a un lugar seguro pasaron cerca de 15 minutos, cuando recién sentí que tenía una herida de bala en mi pie, porque sentí algo frío que había sido sangre”, manifestó.

“YA NO ME RESPONDIA EL PIE”

Producto de la herida de bala en la rodilla izquierda, el conductor del bus “Altiplano”, Luque Huanca, se desangraba demasiado, y en ese momento sintió que su pie ya no le respondía y al darse cuenta su ayudante, que también era su sobrino, Abraham Quispe, le consiguió un palo de escoba, para empujar el pedal del embrague y continuar escapando de sus atacantes.

“Seguí avanzando, pero ya no me respondía la pierna, ya me había desangrando demasiado y fue cuando pedí ayuda; los pasajeros me consiguieron un palo de escoba con lo que pude empujar el embrague, que nos ayudó a llegar al poblado más cercano”, recordó.

“Hasta ese momento me seguían persiguiendo”, dijo, querían a toda costa cerrarme el camino, para lo cual intentaron adelantarse y bloquearme el paso con la vagoneta que tenían, pero no les dejaba pasar, tuve que manejar en zigzag, pienso que si les daba paso ahí tal vez hubiésemos muerto muchas personas.

Producto de la balacera el motorizado de Félix Luque, ya tenía reventado dos de las llantas del bus, izquierda trasera y derecha delantera, pero como la consigna de sus pasajeros y la de el mismo era escapar a como de lugar de sus perseguidores, agazapado, pero sin cerrar los ojos esquivó todas las balas que llegaban de todos los lados de la carretera, que en ese momento de la oscuridad lo único que le alumbraba el camino eran los dos faroles de su motorizado que gracias a Dios no fueron reventadas.

“QUERÍA SALVAR A TODOS”

“En ningún momento he pensado parar, mi intención no era salvar mi vida solamente, en mis manos estaba la vida de todos los pasajeros, aunque en ese momento ya tenía un pasajero herido de gravedad, quién falleció al llegar a Wilacala.

Después de unos 40 minutos de persecución, sentimos que atrás ya no había nada, les habíamos dejado atrás y tuvimos que buscar la siguiente población que era Wilacala, donde pedimos auxilio, gracias a Dios había una posta, donde dos médicos nos colaboraron con los heridos, pero no le pudimos salvar a uno de ellos”, lamentó.

En mis 17 años de conductor, dijo, nunca me ha pasado nada y por esta ruta estoy ya casi 7 años, “gracias a Dios todos estamos bien, porque en ese momento he rezado por todos lo que estábamos en la flota y me he acordado de mis cuatro hijos”.

“Tengo 34 años y quiero que ahora me colaboren, porque no tengo recursos económicos, de acuerdo al médico necesito varias intervenciones para que me saquen la bala, que todavía está incrustada en mi rodilla izquierda”, señaló.

 
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