¡Vaya regalitos!, ¡republicanos y presidenciales!

Octubre no nos dio tregua. La ciudadanía fue testigo de las celebraciones de sendos “aniversarios natales” de Su Excelencia y del Vicepresidente, “octubrianos” como la Democracia que cumplió sus 30 años de vigencia ininterrumpida, como la “guerra del gas” y de emblemática Agenda de Octubre, para unos traicionada, para otros simplemente inviable e imposible. El 11, Día de las mujeres bolivianas, recordamos la rebeldía de las Adelas Zamudios de ayer y de hoy, mientras asistimos a brutales casos de feminicidio, que suman y siguen, a la par de la irresponsabilidad paterna que incluso toca las puertas del Senado.

A juzgar por la piñata de sorpresas que acompañaron estos eventos, octubre fue notable por sus agridulces y ruidosas disonancias. Entre buenas y malas, entre gratas e ingratas noticias, nos acercamos a la celebración de Todos los Santos con nuevas certezas e incertidumbres marcadas, éstas últimas por la impredecible incontinencia verbal, crónica y epidémica en algunos políticos y gobernantes.

El presidente Evo saludó con entusiasmo la victoria del presidente Chávez, fue un “regalo de la historia”, sirvió para reafirmar ante el mundo que el infierno tiene nombre de Imperio y el fuego capitalista olor a azufre y otras sustancias inherentes a su decadencia civilizatoria. Ello ocurría mientras Bolivia anunciaba la exitosa venta de Bonos Soberanos del Estado en el mero corazón financiero de ese Imperio. Unos la calificaron como irracional endeudamiento, mientras otros se sumaron al brindis “challando” la incursión plurinacional a la fría e insensible corriente sanguínea del imperio. Conclusión: en Bolivia el capitalismo goza de muy buena salud. ¡Vaya certeza!

El entusiasmo duró poco, a la mordida de la torta le siguió el trago amargo. La declaratoria de inconstitucionalidad del “desacato” y de la retroactividad en la ley anti corrupción por parte del Tribunal Constitucional, se encargó de recordarnos que no será fácil liberar al nuevo Estado Plurinacional de su “ajayu republicano” y de los contrapesos de poder. Eso ocurrió mientras desde Naciones Unidas se aplaudía la noticia y se celebraba un año más de la Declaración Universal de los DDHH. Fue el momento en que uno de sus voceros expresaba su preocupación respecto a la cantidad de opositores sindicados por estas figuras penales poco democráticas. ¡Vaya primicia! Malas para Evo y su entorno, buenas para la Democracia republicana.

Desde su boda, el Vice transita por un nuevo mundo. Saborea tardíamente las mieles de la popularidad que por primera vez lo coloca por encima de Evo, lo dice la encuesta de la revista Poder y Placer, eso ocurre a la par de la progresiva pérdida de su capacidad de resistir las tentaciones más o menos discretas de la burguesía y de la frívola farándula. Pero, como no hay felicidad completa, los 50 años lo anclan en la tierra y en una nueva certeza, Pese a la omnipotencia del poder estatal, poco o nada podrá hacerse contra la nubosidad del ciberespacio, cuyas voces irreverentes y descalificadoras, deprimen a Su Excelencia, quién no parece conforme con haber logrado que uno de los periodistas de mayor prestigio comparezca ante la fiscalía, y que muchos otros hablen de autocensura, violencias y amenazas a la libertad de información y expresión.

En medio de este febril devenir de noticias, el cherry de la torta la puso el Canciller al leer la oración reflexiva de Gandhi exhortando a conjurar broncas, resentimientos, venganzas y tanta demagogia. ¡Vaya nueva lección y certeza en medio de tantas ganas de reproducir el poder y de un persistente proselitismo madrugador!