[Clovis Díaz]

Política: Antecedentes de la doctrina patria



UN COMBATIENTE DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DE BOLIVIA (ILUSTRACIÓN DE RENÉ ROJAS).

EL DIARIO (Especial- Investigación). La Guerrilla de Ayopaya, relatada minuciosamente en “El Diario del Tambor Mayor Vargas”, obra descubierta y difundida por Don Gunnar Mendoza en la década de los años 50 del pasado Siglo XX; constituye fiel testimonio del levantamiento anticolonial emancipador del Alto Perú, hoy Bolivia. Aquella gesta, iniciada a principios del Siglo Diecinueve y concluida en 1825, no fue un hecho aislado. En otras latitudes de América Latina, los pueblos sometidos por la Colonia se levantaron en armas, hermanados por el amor a la libertad, como ocurriera en la tácita alianza del gauchaje argentino, al mando del Caudillo salteño, Martín Miguel de Güemes y los comandantes guerrilleros altoperuanos, Eusebio Lira, los esposos Padilla, Warnes, Méndez, José Miguel Lanza, Esteban Arze, entre otros actores y autores de la guerrilla.

En el orden internacional, Europa fue estremecida desde sus cimientos en dos grandes eventos: Primero, el cuestionamiento al orden político y económico por ilustres pensadores y filósofos pertenecientes a la Enciclopedia. Aquella visión influyó en procesos libertarios del Nuevo Mundo, entre ellos, el alzamiento de las colonias americanas contra Inglaterra. Segundo, la Revolución Francesa seguida del período expansivo de Napoleón Bonaparte, cuyos ejércitos debilitaron al sistema colonial y en particular, a la Corona Española.

En la larga Guerra de la Independencia, los movimientos patrios y su alta expresión: las guerrillas y las republiquetas fueron concatenando su lucha de pertenencia nacional.

El contenido ideológico y de profundo patriotismo del “Diario de José Santos Vargas” constituye por lo tanto, el más valioso documento de nuestra Guerra de Independencia y es ejemplo a seguir por la Bolivia de hoy.

PROFUNDOS CAMBIOS

En el Siglo XVIII surgió incontenible la filosofía de la razón, que descalificaba las ideas conservadoras cercanas al Medioevo. Aquella corriente que sobrevivió al Siglo XIX, fue alimentada con argumentos ciertamente revolucionarios, propuestos por hombres de ciencia, matemáticos, astrónomos, naturalistas, filósofos, literatos y artistas.

Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Diderot, Hume, Holbach, Goethe, Kant y otros ilustres pensadores, célebres por sus conocimientos universales, estimaban que el temor religioso servía de “instrumento de control social” y que la razón debía imponerse en todos los temas de la vida y de la sociedad, para conocer la verdad.

Entretanto, bajo el estandarte de la libertad y de la independencia, “las trece colonias británicas en América del Norte constituyeron el escenario en el que, por vez primera, iban a ponerse en práctica las teorías políticas asumidas por las élites ilustradas europeas desde mediados del Siglo XVIII”

En efecto, el 4 de julio de 1776, las colonias declararon su Independencia con el nombre de Estados Unidos. Siete años después, Gran Bretaña reconocía la Independencia de la joven Nación americana. La guerra de las colonias americanas contra Inglaterra probó que el colonialismo no era invencible y que podía ser rebatido exitosamente.

En julio de 1789, estalló la Revolución Francesa. Las masas parisinas y la burguesía derrotaron al viejo sistema absolutista. “La Revolución Francesa constituyó un remolino de aspiraciones sociales, en el que tuvieron cabida desde el deseo de restaurar una sociedad aristocrática hasta el propósito de crear un Estado del Bienestar (…) La influencia de la Revolución Francesa –favorecida y obstaculizada por los ejércitos Napoleónicos -- se extendió mucho más allá de las fronteras de Francia (…) En ningún caso resulta posible negar a la Revolución Francesa su trágica estatura como profunda convulsión social de la que la Europa Moderna ha nacido”

En aquella etapa, inicio del Siglo XIX, los ejércitos napoleónicos se hicieron fuertes en España, epicentro del sistema colonial que desde el Siglo XVI, sometía a los pueblos de América Latina.

REVOLUCIÓN DE LA PAZ

La Audiencia de Charcas, que dependía del Virreynato del Perú hasta 1776, pasó a la jurisdicción del Virreynato de Buenos Aires integrado por las provincias del Río de La Plata, Paraguay y Tucumán. Los distritos altoperuanos de La Paz, Potosí Charcas y Santa Cruz fueron anexados a esa instancia político-administrativa.

El 16 de julio de 1809 estalló la Revolución de La Paz comandada por Pedro Domingo Murillo, Gregorio Lanza, Victorio Lanza, Juan Catacora, Juan Bautista Sagárnaga y otros patriotas, deponiendo al gobernador español Tadeo Dávila y demás autoridades.

Los alzados emitieron entonces la Proclama de la Junta Tuitiva La “Proclama”, bien merece un análisis de contenido. Por primera vez, en siglos de dominación, los insurrectos de 1809 emplearon conceptos totalmente antagónicos a la praxis colonial. Izaron el pendón de Libertad e Independencia contra un sistema explotador, injusto, usurpador y excluyente.

El espíritu de tan valioso documento, que insistía en luchar por la libertad del Alto Perú y de Latinoamericana auguraba un luminoso futuro a los patriotas : a).- Expone la existencia de un nuevo ciclo en desarrollo, caracterizado por la recuperación forzosa del territorio patrio; b).- Hace cuestión obligada de recuperar la primitiva libertad; c).- Lo más importante desde el punto de vista ideológico, anuncia el advenimiento de “un sistema nuevo de gobierno” y, f).- Exhorta a la unidad de las colonias, requisito estratégico para acabar con los gobiernos de la Corona Española en el territorio latinoamericano.

La proclama, había expresado el legítimo derecho a destronar al Rey, en este caso Fernando Séptimo. Por ello, los artífices de la Revolución patriótica del 16 de Julio de 1809, fueron aniquilados y otros, como los hermanos Lanza, perseguidos sin contemplación.

1811: AÑO VITAL

El año de 1811 marcó a fuego la vida del futuro Comandante del partido de Mohosa, José Santos Vargas. Santos nació en la ciudad de Oruro, el 28 de octubre de 1796. Sus padres fueron Guadalupe Medrano y Blas Mariano Vargas. Guadalupe murió en agosto de 1802 y Blas, en marzo de 1804. La tía abuela, Gregoria Díaz de Alda, conocida familiarmente como “Condo Goya” se hizo cargo de José Santos, a quien cobijó maternalmente, hasta octubre de 1810, fecha en que la tía abuela falleció. Un profesor de nombre José Jacinto Quevedo, fue nombrado albacea de la herencia dejada a Santos Vargas por la bondadosa Condo Goya, además de tutor del joven adolescente. Años más tarde, éste se quejaría del furibundo dómine, por el maltrato que recibió.

El 16 de noviembre de 1811, Santos abandonó su casa y se mezcló sin quererlo, con una partida guerrillera proveniente de Cochabamba, al mando del comandante patriota Esteban Arze, quien intentaba reducir a las fuerzas realistas acantonadas en Oruro.

SENTIMIENTO DE PATRIA

Meses más tarde, el sentimiento de Patria, nacido en el corazón y en el espíritu de este noble combatiente, está impregnado en toda la historia que relata y que escribió, con riesgo de su vida y hasta, muchas veces, con su propia sangre. Santos desborda nacionalismo y amor por la Patria.

Veamos algunas frases: “Mi adorada Patria”, “República tierna”, “Quedaré con el gran consuelo de que mi Patria queda libre y mis tiernos hijos (que los tengo), queden libres de un gobierno extranjero, queden libres de un gobierno tiránico…”; “Mi Patria natal”; “Partido de la Patria y de la Libertad de América”; “Tropas de la Patria”; “Los de la Patria”, “Patria, Independencia y Libertad”; “Teniente coronel de la Patria”; “Preso por la Patria”; “En poder de la Patria”; “Echaron un viva a la Patria”; “Viendo la resistencia de la Patria”; “Juramentado a no levantar armas contra la Patria”; “Andanzas de la Patria”; “Jefe de la Patria”; “Comandante de la Patria”; “Promete morir en defensa de la Patria”; “Sacrificar su sangre por la Patria”; “Hijos de la Patria”; Muy enemigo de la Patria”;“Entró la Patria triunfante”; “Las pocas armas de la Patria”;´“Poder Salvar nuestra Patria”; “De la Patria murieron…”; “Por la Patria denme cuartel”; “Avanzan los de la Patria intrépidamente”; “Estaba la Patria esperando en ese punto”; “Entró la Patria a Palca”; “Confianza en mi Patria”; “Adicto a la causa de la libertad de la Patria”; “Yo no era de Chinchilla sino de la Patria”;´“Había asomado la Patria”; “Al servicio de la libertad de mi Patria”; “Me distinguía la Patria”; “Batallones de la Patria”; “Ya se supo con mucha certeza de la victoria de la Patria”; “Y no se han visto más tropas españolas en estas Américas”.

En las expresiones arriba citadas, José Santos Vargas concibe la “Patria” en dos versiones: Una, encarna el territorio, sus recursos y la población altoperuana. Segunda, “Patria” es la imagen, la ética, la moral y la valiente actitud del ejército guerrillero cuyas hazañas y espíritu de sacrificio, logró finalmente la victoria nacional en 1825. Santos estaba tan convencido de la causa patriótica, que personificó a la “Patria” como un ser vivo: “Estaba la Patria esperando en ese punto”.

El concepto “Patria” también hizo posible entre 1809 y 1825, que los integrantes de la guerrilla, en los cuatro puntos cardinales del entonces Alto Perú, establezcan jurisdicciones y sus propios gobiernos –las republiquetas–antecedentes históricos de la República de Bolivia.

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