LA PRODIGIOSA PIANISTA FUZJKO HEMMING EN LA RESIDENCIA JAPONESA

Durante todo un año, la Embajada del Japón se esmeró en presentar una variada agenda cultural en conmemoración del centenario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Japón y Bolivia. Y como no podía ser de otra manera, el cierre fue de lujo, con la actuación de la célebre pianista sueco- japonesa Fuzjko Hemming.

La primera actuación fue en la residencia japonesa, y al día siguiente en el Teatro Municipal.

Los invitados ovacionaron de pie a la virtuosa pianista por su notable actuación. Cada caricia a las teclas del piano fue una clara evidencia de su experiencia, su entrega generosa y exquisitez sin límites en cada sonido del selecto repertorio elegido para la ocasión.

Las obras de grandes maestros de la música clásica como Sergei Rachmaninoff, Maurice Ravel, Claude Debussy, Wolfgang Amadeus Mozart, Frédéric Chopin y Franz Liszt, despertaron la emoción del auditorio.

El embajador del Japón, Hidehiro Tsubaki, se sintió complacido con la llegada de tan importante artista. "Contar con la presencia de la señora Fuzjko Hemming aquí en mi residencia es para y mí y mi esposa un verdadero honor y motivo de mucha alegría porque a mi suegra le gustaba mucho el CD de Fuzjko Hemming y lo escuchó hasta el último momento de su vida, el 1 de agosto de 2008", dijo al momento de presentar a la pianista.

Fuzjko Hemming nació en Berlín-Alemania, es hija de pintor sueco y madre pianista japonesa. Se trasladó a Tokio con su madre a la edad de 5 años, quien fue su profesora de piano. En Japón, debutó cuando tenía 17 años y consiguió varios premios nacionales importantes. Después se trasladó a Berlín para profundizar sus estudios en el Instituto de Música de Berlín, donde logró el primer puesto. Al culminar sus estudios, se trasladó a Vienna y fue contratada como solista por el famoso compositor y director Bruno Maderna y también fue muy alabada y apoyada por Leonard Bernstein, Nikita Magaloff y Shura Cherkassky. En Vienna, unos días antes de su recital, sufrió de una grave enfermedad con fiebre muy alta, la que le produjo la pérdida casi completa de un oído. Se trasladó a Estocolmo en medio de una gran desesperación con la esperanza de poder curar su oído, desafortunadamente sin lograr éxito, y después retornó a Japón. A pesar de la pérdida de audición de un oído, ella continuó realizando sus presentaciones como pianista. Esa pérdida tan importante no fue impedimento para que ella siguiera por el camino del éxito y, hasta hoy, continúa deleitando en muchos países con su música, de manera muy activa.

Äl término de la actuación, la pianista departió con los invitados en un cóctel, de manera muy amigable, contó que próximamente va a ofrecer un concierto con la Filarmónica de Praga, además recibió un ramillete enviado por el Embajador de Rusia, Alexey Sazonov.