La noticia de perfil
Con su natural osadía cochabambina, mi discípula periodística me dijo impávidamente: “Usted que es tan viejo, compadrituy, ¿fue testigo de la Reforma Agraria emprendida por el gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro…?”. Alisándome mis canas, respondí afirmativamente, recordándole que en ese entonces, en una fecha como hoy se celebraba, sin asomo de racismo, el Día del Indio cada 2 de agosto.
Poniendo en funcionamiento mi máquina del tiempo vi con nitidez a los personajes de aquel tiempo: Paz Estenssoro, Siles Zuazo, y Ñuflo Chávez entregando a campesinos las tierras que antes pertenecieron a la sociedad rural de ese tiempo, en aquellos campos de Ucureña. Mi comadre Macacha aún no había nacido cuando el lema de aquellos tiempos “la tierra es de quien la trabaja” retumbaba llenando de esperanza un nuevo amanecer.
Mi discípula periodística que es audaz me exigió que le explicara el titular de esta columna periodística que sugiere la necesidad de una nueva Reforma Agraria y se la expuse a quemarropa y sin anestesia, así: “Es que sigo creyendo en que “la tierra es de quien la trabaja”, lo cual no sucede con inmensas legiones de campesinos que abandonaron sus cultivos para trasladarse a La Paz y a las urbes más pobladas para vivir de la prebenda política, luego de cambiar su viejo poncho autóctono por una chamarra que fue usada anteriormente por un universitario de Yale o Stanford, llegada a una feria criolla.
Entusiasta e inteligente, la cholita cochabambina nacida en Quillacollo se unió a mi idea de realizar una segunda Reforma Agraria sobre el principio inequívoco de que “la tierra es de quien la trabaja” y no los dirigentes campesinos que hoy viven en nuestras ciudades jalando el saco a líderes y sublíderes del actual régimen imperante.
Alegremente, la cholita me anunció que ella se encontraba dispuesta a proclamar una nueva Reforma Agraria, acto histórico y solemne que también se realizaría en Cochabamba, pero en su pueblo natal de Quillacollo, a donde viajaríamos con motivo de las próximas fiestas en honor a la Virgen de Urkupiña. Llevada de su fantasía exclamó: “Si en tierras cochabambinas fue proclamada la primera Reforma Agraria bajo el lema inconmovible de “la tierra es de quien la trabaja”, usted y yo proclamaremos ésta, porque no hay primera sin segunda, como se dice en nuestras cuecas”.
Macacha también me dijo en la oreja: “Usted, compadrituy, tiene que estar conmigo porque “las revoluciones de izquierda las hacen los hombres de derecha”. “Como en aquel lejano agosto de 1943, arrebataremos las tierras a las Bartolinas citadinas y a la Achacollo que es ganadera en Santa Cruz y a todos los favorecidos por el Fondo Indígena y las entregaremos a quienes verdaderamente trabajen la tierra”, así habló Macacha viuda de Racacha.
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