Realidad de nuestra economía capitalista

Con mucha persistencia, se habla, en niveles del Gobierno y su partido sobre las bondades del sistema socialista; especialmente se hace referencia a ese socialismo de extrema izquierda que, se ha comprobado, ha causado mucho daño a la mayor parte de los países en que fue impuesto; pero, como hay una especie de obcecación por mantener el socialismo muchas veces con la mira puesta en los Estados Unidos y los reproches de ser imperialista y hasta contrario a los países pobres.

En diez años de gobierno se ha comprobado que el socialismo que se pensó imprimir al país, ha fracasado rotundamente, como corolario del gran fracaso que ha tenido el comunismo en el mundo y que tuvo un fracaso rotundo con su caída a partir del año 1989. Todo este tiempo ha servido para comprobar que el socialismo impuesto por extremas izquierdas, no sirve como no ha servido en setenta años de la vigencia del marxismo.

Lo interesante es que se pregona mucho sobre el socialismo, pero en economía somos país más que capitalista o, mejor, hemos superado a todo lo hecho por el máximo representante que son los Estados unidos, cuyo capitalismo ha creado condiciones de vida favorables para la mayoría de todos los países que lo han practicado y que rige plenamente en nuestro país.

Lo extraño de condenar al capitalismo, es que el Gobierno tiene vocación por él y lo practica plenamente; sin embargo, se imita todo al país del norte, se lo visita con cualquier pretexto, se importa todo lo que quiere de su producción, se contrae préstamos y se pide ayudas de ese gran régimen capitalista; en otras palabras, no hay freno para no ser dependientes de los Estados Unidos.

A quienes ponderan al socialismo y quieren hacerlo ver como “la mejor ideología habida en el mundo y a la que se deben los grandes éxitos de la humanidad”, habría que preguntarles cuáles son los réditos del socialismo de extrema izquierda que hayan sido beneficiosos para algún país del mundo puesto que el país que más pretendió practicarlo como es la URSS, ha tenido que protestar de él y renunciar a todas sus políticas hasta convertirse en “potencia capitalista” como es Rusia y muchos de los países satélites que conformaban la Unión Soviética.

Nuestra economía se rige por las reglas capitalistas; negar esta realidad es buscar tapar el sol con un dedo o, por simple obcecación, creer que aún podrían resurgir antiguos medios socialistas tan sólo “para desterrar al imperialismo norteamericano”.

Hay posiciones raras en el Gobierno y su partido. Lo conveniente sería que se haga abstracción en la vida del país de esa intención malsana de buscar que el socialismo impere en nuestro modo de vida que, para los bolivianos es imposible practicar. Vivir realidades es siempre constructivo, pero en todo caso, vivirlas con mucha honestidad y responsabilidad.