Año escolar y chanchullos

Con permiso de las autoridades competentes y si el tiempo no lo impide, hoy se procederá a la solemne inauguración del año escolar y a la disimulada inauguración del Año del Chanchullo, que culminará el 21 del presente mes con el referendo.

Como todos mis lectores saben, la inauguración del año escolar es un acto tradicional que se celebra en esta fecha, después del cual nuestros “chitis” asisten a sus establecimientos escolares.

El mencionado acto tradicional solía ser inaugurado por el Ministro de Educación, pero este año lo hará el Presidente Vitalicio del Estado Plurinacional y Folklórico en la ciudad carnavalera de Oruro, donde el gobernante recuerda los días felices de su primera juventud, cuando actuaba de trompetista en una afamada banda de “sopla pukus”, léase “sopla latas”.

Al conocer estos hechos, mi discípula periodística Macacha me comentó admirativamente tal suceso, diciendo: “Es que nuestro presidente Evo sopla todavía y lo seguirá haciendo mucho rato más”.

De la inocente y alegre conversación que sostuvimos deduje el incansable trabajo político que realiza en la ciudad de Pagador, pagando con promesas la adhesión de los ciudadanos a su propuesta planteada en el referendo del próximo 21 de febrero, deduciendo con mi habitual malicia que si Evo Morales inauguró el año escolar, también podría inaugurar el Año del Chanchullo, pues es bien sabido por todos que en nuestro país la actividad de los escolares está ligada indisolublemente al famoso “chanchullo”.

De ser así, Evo podría matar dos pájaros con un solo tiro.

Mi comadritay cochabambina defendió con uñas y dientes - cual las cholitas suelen hacerlo- al propietario del Palacio Real de la plaza Murillo y me dijo en tono severo que Evo no precisa de ningún chanchullo para ganar el referendo del próximo 21 de febrero, pues sus previsores “chanchulleros” ya se encargaron hace más de un año de incrementar el padrón electoral con la emisión de un millón de cédulas duplicadas o falsas, revelación que nos pareció inverosímil.

Para no alimentar rencores entre nosotros que somos compadres hace muchos años, Macacha y yo convinimos en que tanto ella como yo hicimos siempre chanchullos mientras fuimos escolares, ella en su escuelita de Quillacollo y yo en el Colegio San Calixto de La Paz, pero que nunca nos descubrieron, por lo cual siempre obtuvimos altas calificaciones.

También nos pusimos de acuerdo con que en materia política los chanchullos son normales, aunque siempre son descubiertos, porque entre chanchulleros se denuncian mutuamente.

Felicidades, escolares chanchulleros.