Homenaje al Dr. Juan Albarracín Millán

Samuel Castellón Arce

Hace poco el escritor y profesor Dr. Juan Albarracín Millán pasó a mejor vida. Después de haber sufrido situaciones complicadas de salud, falleció un tanto olvidado, quizás por las circunstancias que ocasionaron su partida.

Es mucho lo que se puede señalar acerca de sus dotes como persona, al mismo tiempo como escritor y hombre de letras.

Allá por el año 2007, a la cabeza de un grupo de profesionales deseosos de investigar y trabajar junto a él en temas sobre todo históricos, coordinó y dirigió la preparación y publicación de la revista Ideas, con el contenido de artículos que también eran de la autoría de sus componentes.

Para hacer un recuento de todo cuanto puede señalarse acerca de su personalidad y sus obras necesitaríamos mucho espacio. Solo voy a concretarme a rendirle un homenaje, dándolo a conocer a los lectores y a quienes tuvieron la suerte de, por lo menos, conversar con él y, más significativo aún, si hubieran tenido la oportunidad de leer sus obras. Para ello, me concreto a transcribir un editorial de su autoría, en la revista Ideas Nº 2 de la entonces Sociedad Boliviana de Estudios Históricos: EL DÍA MÁS TERRIBLE EN LA EXISTENCIA DE BOLIVIA.

“La eterna Bolivia, tierra milenaria de pesares y esperanzas, es hija inocultable de su dramática historia. No existe otra Bolivia para encontrarla fuera de su totalidad envolvente. Es inútil buscarla, en el siempre difícil presente, porque tiene hundidas, profundamente, sus raíces en un pasado investigado. Lo único que hoy puede encontrarse en el rostro de la nación presente de nuestros días, mirando en el entorno herido de la nación, es su trágica indefinición nacional frente a los graves problemas que apenas pueden palparse en el cuerpo y espíritu d´Orbignyano de su existencia”.

“En el pasado de Bolivia puede encontrarse una decena de invasiones por el norte y el sur, por el este y el oeste de su amplio territorio, hasta quedar hoy sin fronteras originales. Su suelo prodigioso ha visto detenerse el progreso humano en sus comunidades más representativas y, en las innumerables revoluciones, crónicos golpes de estado y tormentosas explosiones sociales que se han sucedido siempre, no se ha visto en ellas por la crítica, los signos de la descomposición histórica y la inorganicidad social que padecía la nación, sino únicamente la inmadurez política de las clases sociales aún no formadas, históricamente”.

“Pero, debe llegar para Bolivia, algún momento histórico, para mirar las cosas de otra manera, con más sentido científico de la realidad y con mayor decisión, abierta y dispuesta a un cambio real. No queda otro camino por andar en adelante que, desarrollar la verdad histórica dialéctica para aprehender la realidad inmediata con más rapidez y dinamismo y despertar a los pueblos de su adormecimiento a la luz del trabajo creador de alguna revolución verdadera.”

“De todos los males que hoy le atormentan a la patria grande de los bolivianos y no le deja salir de su largo pasado de sufrimientos, la más grande tragedia entre todos los sufrimientos irredentos, es el aplastante dominio absoluto y perpetuo de Chile sobre Bolivia. De comienzo, una invasión pavorosa le ha sacado del mar a nuestro pueblo; le ha aislado después, con el enclaustramiento de la comunidad internacional; el vacío de su soberanía marítima amputada; con el dominio colonial le ha ido destrozando su economía, destruyendo su ejército y levantado en contra de su honor y su dignidad, la vileza de la traición, removiendo las turbias aguas de una chilenofilia títere a oponerse a los destinos de la patria”.

“El día más terrible de la historia de Bolivia es el día del “tratado chileno” -de dominio absoluto y perpetuo- pero también de protesta; debe ser el día glorioso de una jurada reivindicación; tiene que ser éste además, el día de la definición total del hombre boliviano como ser libre. O Bolivia vuelve al mar y sigue adelante en su legendaria historia o no es más en el futuro, la patria valerosa de Abaroa. Tal es hoy la definición del porvenir de la nación. Las patrias no desaparecen solas. Los pueblos se unen para luchar por causas nobles. Hay que recordarlo siempre toda vez que se vea revivir los derechos hoy desconocidos a Bolivia; mañana inevitablemente reivindicados. Será el día del renacimiento de Bolivia”.

Esta no es la única forma de expresión que el Dr. Juan Albarracín Millán deseaba transmitir a sus seguidores y colegas escritores, del mismo modo que a todos los bolivianos. Tiene páginas escritas sobre minería, sociología, educación. Algunos de los que hemos estado en su entorno lo extrañaremos, pero, siempre lo recordaremos. Paz en la tumba del amigo y gran maestro.

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