Construcciones nuevas ponen en riesgo edificaciones patrimoniales

• Expertos en arquitectura señalan que las edificaciones en proceso, por sus dimensiones y trabajos en el subsuelo provocan inestabilidad y, por lo tanto, riesgos para otras infraestructuras aledañas


Las construcciones en el subsuelo son las que provocan más situaciones de riesgo, si no se toman las precauciones necesarias.
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Los edificios modernos de gran tamaño no solo irrumpen la armonía de la ciudad de La Paz, sino que por los grandes movimientos de tierra provocan problemas de desestabilización y riesgo para otras edificaciones antiguas e incluso patrimoniales aledañas, señaló el arquitecto Ramiro Cuellar.

“Como ejemplo de esta situación podemos citar el caso de la zona de San Sebastián en 2014, cuando la junta de vecinos de dicho sector se declaró en emergencia, por la construcción de un Mall (centro comercial), que afectaba la integridad de los pilares que sostenían el puente de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE), considerado una estructura patrimonial, pese a estar fuera de funcionamiento”, dijo.

Esta misma edificación afectó el edificio de Laboratorios Vita, el cual fue derrumbado para la construcción del Mall comercial “Nueva Alianza II”, que cuenta con 16 pisos, donde se alberga a 280 comerciantes, y un estacionamiento para 165 vehículos, que lo convierte en una de las construcciones más imponentes de la ciudad.

CASA GRANDE DEL PUEBLO

Otro caso es la construcción de la “Casa Grande del Pueblo”, entre las calles Potosí y Ayacucho, la cual es muy cuestionada por arquitectos e historiadores, “por la dimensión y por encontrarse en un sector histórico de la ciudad de La Paz”, explicó Cuellar.

“Esta construcción motivó diferentes observaciones de expertos que señalan que una estructura tan grande en un sector de topografía compleja y entre calles angostas crea un ambiente de riesgo, cerrado y poco cálido”, dijo, al recordar que por el peligro que representa, se tuvo que desalojar a las personas de las casonas contiguas cercanas.

La construcción de la Casa Grande del Pueblo fue declarada prioridad nacional mediante Ley del Estado Plurinacional No. 313, promulgada el 7 de diciembre de 2012. En 2013, el Gobierno Nacional invitó a la presentación de propuestas volumétricas del nuevo Palacio de Gobierno.

Para realizar esta edificación, se tuvo que adquirir y posteriormente derribar la casa de Alencastre, un edificio de categoría patrimonial en la ciudad de La Paz, ubicada en entre las calles Potosí y Ayacucho. La construcción de la obra comenzó en octubre de 2014.

Por su parte, el experto en mega edificaciones y arquitecto, José Antonio Eguino, señaló que construcciones de gran magnitud, como la citada Casa Grande del Pueblo, son contraproducentes, puesto que crean un ambiente caótico y frígido, además, por las trabajos a gran profundidad crean un ambiente de inestabilidad de los suelos.

“Es fácil adquirir una propiedad y construir grandes edificaciones, que en definitiva solo son parte de estrategias políticas, pero en la mayoría de los casos nadie advierte que se afecta a la armonía del sector donde es construida. Cuando se levantan grandes edificios, como la Casa Grande del Pueblo, que se encuentra en una zona patrimonial, se irrumpe el estado armónico del sector, por lo mismo, creará un ambiente de caos y desazón en el lugar”, explicó Eguino.

El experto nos comentó que para la construcción de nuevos edificios y centros comerciales, se pueden elegir otras zonas, donde no exista este tipo de inconvenientes y que de alguna manera rompen el sentido de armonía del área urbana.

“Hay varias mega edificaciones que fueron construidas en sectores bien ubicados y que no alteran el ambiente que se tiene en una zona, por ejemplo construcciones como el Megacenter de Irpavi o cualquiera de los edificios de la avenida Arce, donde la misma amplitud de la calles y el diseño que tiene, hace que la construcción sea visible y admirable”, añadió el experto.

Por su lado, el sociólogo historiador y docente Gabriel Miranda explicó que es completamente negativo el derribar edificaciones patrimoniales, puesto que estos son parte de la historia y cultura de la ciudad de La Paz, y que con el tiempo estas atraen al turismo y el reconocimiento de la ciudad, lo que también genera recursos económicos para el país.

“No está bien tocar edificaciones patrimoniales, por algo estas ya tienen ese rótulo, es una pena que por ejemplo hayan demolido la casa de Alencastre, para hacer un nuevo edificio en su lugar. Es de esperar que esta actitud no se convierta en una tendencia de parte del Gobierno de turno o de las grandes empresas”, dijo.

 
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