Diez hábitos que destruyen la ciudad de La Paz



Filas en vía pública que no respetan al peatón.
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El plan de desarrollo urbano y modernización de la ciudad de La Paz, propuesto por el gobierno local, plantea construir de manera conjunta una ciudad dinámica, articuladora del desarrollo económico y social, generadora de cambios a partir del conocimiento, atender la demanda ciudadana adecuándose a su contexto inmediato.

La nueva visión de una “La Paz Maravillosa” desafía a las “minorías creativas” a plantear soluciones estructurales con espíritu innovador, con visión estratégica de largo plazo en su alcance como referente del desarrollo nacional.

Sin embargo, la ilusión de avanzar hacia una ciudad ordenada, limpia, respetuosa entre conciudadanos en la pluralidad de sus culturas, se ve frenada por malos hábitos que se niegan a cambiar los habitantes y estantes en la ciudad de La Paz.

Al respecto, el alcalde de La Paz, Luis Revilla, señala que “son temas de cultura urbana y educación ciudadana que se deben trabajar de manera conjunta”. En este sentido, no se trata de “poner basureros, guardias o controles en todas las esquinas”, sino de respetar las normas.

Ante la falta de conciencia ciudadana por el respeto a la ciudad, la Comuna paceña ha anunciado la realización de campañas de concientización en diferentes ámbitos del comportamiento urbano, entre éstas el manejo de la basura y el respeto a las normas de mutua convivencia.

MALOS HÁBITOS

Un sondeo de opinión realizado por EL DIARIO identifica los diez peores hábitos que, a decir de quienes residen en esta urbe, destruyen a la ciudad de La Paz:

1. Botar basura en todo lugar, no se respeta los horarios ni los lugres de acopio establecidos. Botan desperdicios desde las ventanas de los vehículos, se deposita en cualquier esquina generando promontorios insalubres a disposición de las ratas, moscas y perros. “La gente bota la basura donde le da gana no respeta al peatón, No sólo es pedir que limpien sino cuidar”, plantean.

2. Irrespeto a las normas de tránsito. Los usuarios mal acostumbrados del transporte público, especialmente en minibuses, exigen al conductor estacionar, donde no está permitido con la frase ¿puedo aprovechar?, cruzan las calles sin respetar la señalización de los semáforos ni los pasos de cebra.

Los conductores generan atolladeros innecesarios, contaminación acústica, con bocinas ruidos y música fuertes en lugares indebidos como hospitales o centros para adultos mayores.

3. Comercio informal irrespetuoso de las normas municipales. A pesar del control sobre asentamientos comerciales en vía pública, los vendedores persisten en asentarse clandestinamente en cualquier lugar. Comercian sus productos ocupando áreas que no son permitidas y exponen lo que ofertan a todo tipo de contaminación.

4. Fiestas patronales y borracheras en vía pública. Durante todo el año se realizan distintas festividades “culturales –religiosas” patronales de barrio con desmedido consumo de bebidas alcohólicas en vía pública. Estas actividades afectan la salud emocional y psicológica de niños y niñas. Sus organizadores no asumen ningún compromiso con el cuidado de la propiedad común y de respeto al ciudadano.

5. Utilizar las calles como urinarios abiertos. Muchos ciudadanos en actitud indecorosa y con total falta de respeto a los peatones convierten las calles en urinarios y escupideros abiertos. Especialmente aquellos lugares donde se realizan actividades deportivas y festivas de masiva concurrencia.

6. Parques y calles mingitorios de mascotas. De manera irresponsable los dueños de mascotas prefieren utilizar los parques, plazas y áreas destinadas al esparcimiento de niñas y niños como letrina pública de sus animales. Esta situación no inmuta a sus dueños por el peligro que representa a la salud pública.

7. Falta respeto por la autoridad y al ciudadano. El incumplimiento de las normas establecidas para regular el orden urbano, fácilmente es rebasado por el mal comportamiento de grupos de personas que velan por sus intereses particulares en desmedro de la comunidad.

8. Filas en vía pública que no respetan al peatón. Si bien las filas o esperar turno de manera ordenada se expresa en enfilar a los interesados, las largas hileras de personas se forman a la mitad de la vía pública sin tomar en cuenta el inadecuado espacio para el tráfico peatonal, a diferencia de colaborar con la ciudad, ocasiona mayor desorden.

9. La hora boliviana. El incumplimiento de horarios es uno de los malos hábitos criticados por propios y extraños. Sin embargo, muy poco se esfuerza la comunidad que reside en esta ciudad para superar tal irrespeto, a diferencia siempre se encuentra nuevas excusas.

10. Esperar el último momento. El acatamiento de plazos fijados por la autoridad para el cumplimiento de obligaciones ciudadanas es casi imposible. Cuando se ha cumplido el tiempo establecido se generan aglutinamientos que exigen nuevos plazos. Los casos justificados son plaza de aprovechados negligentes.

 
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