¿Nuevos contratos con el Brasil para ventas de gas?

Problemas de toda índole acarreó la depresión de precios del petróleo, minerales y materias primas; son múltiples las dificultades creadas en todo el mundo y han surgido susceptibilidades de toda laya sobre: la excesiva producción, el mercado desacelerado, la indefinición de precios por tiempo determinado y otros problemas que, en países dependientes de sus exportaciones de petróleo o gas, como es nuestro caso con el gas, los mismos presupuestos han sido formulados sobre montos que se supone tendrán vigencia por largo tiempo.

Hasta hace pocos días, se habló mucho sobre nuestras ventas de gas al Brasil: la posibilidad de firmar un nuevo contrato que se inicie el año 2020, año en que concluye el que está en vigencia, pero sin saberse siquiera más o menos sobre qué base de precios y menos las cantidades posibles de venta. Por otra parte, se dijo que Brasil “habría reducido la cantidad de sus compras”. Finalmente, la situación nuestra de no saber en cuánto están cuantificadas las reservas porque hay que pensar en cubrir los contratos con la Argentina y cumplir con el consumo interno.

Que sepamos, tenemos crisis de producción porque los campos que tradicionalmente dan gas tanto para la exportación como para el consumo interno estarían semi agotados porque se les “exprimió excesivamente”. Los campos de Incahuasi -cuya producción aun es incipiente-, aún deja dudas para el futuro; por otra parte, no hay datos sobre otros campos que estén proyectados. Muchas veces se dijo que la compañía canadiense que realiza cuantificaciones estaría dispuesta a hacerlo; pero, no se sabe cuándo. En resumen, estaríamos a ciegas con cálculos a priori que no dejan mayores luces sobre el futuro con el Brasil.

Con la Argentina tenemos el problema de no cubrirle las cantidades señaladas en los contratos; que pesan sobre el país las cláusulas que establecen obligación de pagar por las cantidades no entregadas y más multas equivalentes al 15%. De aplicarse las cláusulas del contrato, querría decir que debemos muchos millones de dólares y hasta las futuras entregas de exportación a ese país se cubrirían con los montos adeudados y, consecuentemente, no recibiríamos ningún pago hasta cubrir lo adeudado y menos se sabe cuáles serán las intenciones argentinas para comprarnos más gas ampliando contratos.

La situación se hace muy difícil y el gobierno debería aclararla debidamente; de otro modo, el país estaría pendiente de “posibilidades imposibles” porque no sabemos a qué atenernos: si tenemos gas para cubrir los actuales contratos y no sabemos qué nuevos cuadros habría en perspectiva y menos cuáles son las reservas. La verdad, la seriedad y la responsabilidad imponen elaborar un cuadro realista sobre el gas, de otro modo, al no tener elementos de juicio correctos, menos podemos confiar en futuras negociaciones con nuestros compradores y mucho menos si lo que quede de producción alcanzará para el consumo interno.