Carla Maldonado

Científica boliviana descubre planta que cura la malaria

• El género Cinchona tiene una distribución a lo largo de toda la cadena andina, crece en los bosques montanos tanto de Bolivia como de Perú, Colombia y Ecuador


LA CIENTÍFICA CARLA MALDONADO DURANTE EL PROCESO DE COLECTA DE LAS PLANTAS EN LOS BOSQUES MONTANOS.
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Una travesía en medio de bosques de montaña de varios países de los Andes con regiones casi inaccesibles o alteradas por el cambio en el uso de la tierra, donde se colectaron entre una diversidad biológica, muestras de hojas de árboles destinadas a la comparación genética, han permitido a la científica boliviana Carla Maldonado descubrir una nueva especie de planta medicinal para el tratamiento de la malaria.

“El estudio –constituido en la tesis doctoral de la investigadora que duró tres años– estuvo basado en la búsqueda de plantas en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia y otros países, que fueron usadas para curar la enfermedad desde inicios del siglo XVII, como es la corteza de quina, probablemente, el único remedio que ha salvado más vidas que cualquier otro en la historia de la humanidad”, explica Maldonado.

La experta, que obtuvo también el premio Marie Curie 2016 de la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia por su investigación “Re-explorando los Andes en el siglo XXI en busca de la mejor corteza de quina para combatir la malaria”, detalló que “se pretendió probar, utilizando modernas herramientas dentro de la ciencia con análisis moleculares y estudios químicos, además del trabajo de campo, la posibilidad de predecir nuevas especies con las mismas o mejores propiedades que se conocían antiguamente”.

NUEVA ESPECIE DESCUBIERTA

En este recorrido –revela la científica– encontramos una nueva especie en Bolivia, que se está describiendo en este estudio y que la nombramos como Cinchona andersoni en honor a uno de los botánicos más famosos que ha trabajado con este tipo de plantas, el Profesor Lennart Andersson. “La nueva especie antimalárica sólo crece en territorio boliviano y fue colectada dentro del parque Madidi y en el Chapare, Cochabamba”, añade.

La corteza de quina proviene de los árboles del género Cinchona de la familia de las rubiáceas –la misma familia del café– que pueden alcanzar hasta 15 metros de altura y que suelen crecer en bosques montanos andinos en una distribución natural y en un rango altitudinal de 1000 a 2500 metros sobre el nivel del mar.

Sin embargo, la planta conocida como Cinchona calisaya del mismo género, que crece entre Bolivia y Perú es la que posee una mejor calidad y cantidad del alcaloide llamado quinina, usado desde hace 400 años para combatir el paludismo. La quinina tiene propiedades naturales antipiréticas, antipalúdicas y analgésicas y combate la enfermedad transmitida por las hembras de los mosquitos de la especie Plasmodium.

Se estima que cerca de dos millones de personas mueren anualmente a causa de la malaria de los que más de un 75 por ciento son niños provenientes de zonas endémicas en África, la enfermedad también causa la fiebre aguda en la población infantil.

El género Cinchona tiene una distribución a lo largo de toda la cadena andina, crece en los bosques montanos tanto de Bolivia como de Perú, Colombia y Ecuador, hay varias especies y cada una tiene un rango de distribución determinado, esto se produce por diferentes condiciones determinadas por el espacio físico y las interacciones con otros seres vivos.

“Estas condiciones pueden ser biogeográficas, bioclimáticas o interacciones con otras especies que se encuentren alrededor, además también de los procesos evolutivos que han sufrido las especies a través del tiempo, especies más antiguas suelen tener mayor rango de distribución que especies que han surgido recientemente”, asevera Maldonado, que ofreció una disertación en la Carrera de Biología de la UMSA, donde también se desempeña como docente e investigadora.

CULTIVOS DE COCA

Por otra parte, la científica reveló que las poblaciones de estas plantas han sido mermadas en los últimos años, debido al cambio del uso de la tierra que se ha dado en varios lugares por el cultivo de la coca y que se ha extendido a lo largo de los Andes, ya que los árboles antimaláricos crecen en el mismo rango altitudinal con los cocales.

“La gente está reemplazando los bosques por cultivos de coca, y dentro de este mismo bosque están las especies de Cinchona que ya ha mermado en su población por la extrema extracción de su cascarilla que se ha dado hace años –se estima que unos 850 mil árboles se perdían anualmente gracias a la extracción de corteza que floreció entre los siglos XVII y XIX– y ahora están siendo afectadas por la desaparición de los bosques. Esto no sólo ocurre en Bolivia sino también en Perú, Ecuador y Colombia, lugares donde el cultivo de la coca se hizo muy famoso”, agrega.

Este hecho, la deforestación de los bosques –remarca la investigadora–, también perjudica a muchas otras especies y no sólo estamos hablando de plantas, sino también de animales y de otros organismos que están desapareciendo y lógicamente, es una causa más para lo que estamos viendo: los efectos del cambio climático.

ESTUDIO GENÉTICO

“En la investigación que hemos estado haciendo, el objetivo no sólo fue estudiar esta planta del genero Cinchona sino los relativos más cercanos, es decir las plantas genéticamente más relacionadas a ella, por eso analizamos la tribu que se llama Cinchoneae que incluye nueve géneros y 121 especies”, afirma Maldonado, aunque reconoce que no se pudo colectar el centenar de especies, por la extensa distribución que ellas ocupan y el corto tiempo de la investigación.

Explica que el interés fue el de constatar si otras plantas compartían las mismas propiedades en cuanto a los alcaloides, “hemos visto efectivamente que algunas plantas tienen los componentes, aunque no en la misma calidad y cantidad como los que tienen las del género”.

“Contamos con la capacidad de realizar un análisis genético de las plantas y discernir las relaciones filogenéticas entre cada una de ellas, es decir conocer cuáles son las especies que están emparentadas unas con otras y ver la relación existente entre ellas”, acota.

Para probar esto, utilizamos las relaciones de especies basadas en el ADN –revela Maldonado– con modernas técnicas y herramientas bioinformáticas para reconstruir la evolución de los componentes de la corteza de quina, con el fin de desarrollar un escenario histórico alternativo para la búsqueda de la planta, determinar la evolución de sus compuestos químicos y seleccionar las candidatas para el descubrimiento de nuevos fármacos a través del uso de la medicina tradicional.

La investigación de la científica Carla Maldonado forma parte del proyecto: “La búsqueda de la Cinchona, un encuentro filogenético” liderado por los profesores Nina Ronsted de la Universidad de Copenhague de Dinamarca y Alexandre Antonelli de la Universidad de Gutemburgo de Suecia con el respaldo de la Carlsberg Foundation y de la propia Universidad de Copenhague.

 
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