El papa Francisco realizó ayer balance de 2016 en una ceremonia en la que pidió que las sociedades abandonen la lógica del privilegio en favor de la del encuentro y propicien una mayor inclusión de los jóvenes para que puedan construirse un futuro digno.
“Si queremos apuntar a un futuro que sea digno para ellos (los jóvenes), podremos lograrlo solo apostando por una verdadera inclusión: esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario”, dijo.
Jorge Bergoglio realizó estas reflexiones durante la celebración de las primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, una ceremonia solemne que tuvo lugar en la basílica vaticana de San Pedro y en la que se entonó el “Te Deum” de acción de gracias por el año que termina.
Durante la homilía, el Papa señaló que las sociedades actuales están en “deuda” con los jóvenes e hizo un llamamiento para que se fomente su inclusión.
Para Francisco, las sociedades han “creado una cultura que, por un lado, idolatra la juventud queriéndola hacer eterna” pero que al mismo tiempo condena a los jóvenes “a no tener un espacio de real inserción”.