¿Y nuestro derecho a trabajar?

La pasada semana como siempre fue también caótica en la ciudad de La Paz, gracias a quienes creen que nuestra pobre ciudad es el manicomio, donde cual seres sin razón, sin oficio ni beneficio muchas veces salen a protestar. Todos tenemos derecho a la libre opinión y expresión, para reclamar, también, pero insistiremos en el tema de que “no tienen derecho” a pisotear la dignidad de paceños y no paceños, de la misma ciudad de La Paz y molestar a diario con marchas, reivindicaciones de a quien se le ocurra paralizar la ciudad.

En uno de los medios televisivos un representante del sector gremial mencionaba: “Están afectando nuestro derecho a trabajar”, ¿y ellos también no afectan el derecho que tienen los demás a trabajar?

Podemos ser solidarios o no con sus demandas, pero en la hora de movilizarnos, de llegar o volver al trabajo, de recoger a los niños del colegio y encontrar las calles bloqueadas, nos importan un corcho sus patentes, carnets o lo que sea, porque si tuviéramos que convocar a una marcha de paceños y no paceños que estamos cansados y asqueados de las movilizaciones, bloqueos y conflictos, a lo mejor la marcha comenzaría en la tranca del camino que ingresa a Oruro y terminaría en El Prado, que han creído que es el marchodromo oficial, donde tenemos que oír a diario toda clase de sandeces de quienes gritan en las calles como inadaptados y piensan que así van a salvar a la Patria.

Hace algunos años vivíamos más tranquilos en La Paz, y no se trata de gobiernos de izquierda, derecha, centro o cualquier otra ideología. La gente tenía más respeto por el otro, por la ciudad, teníamos valores que ahora se han perdido. Ahora cualquier pretexto es válido para marchar. Desde el campo, desde El Alto, desde la punta del cerro, desde cualquier hueco salen… la cosa es molestar.

Y nadie hace algo, hasta cuándo, el Gobierno debería sacar una ley que si no prohíba, regule o sancione a los autores de este caos. Tal vez a algún sector de la sociedad, a entidades cívicas quizás les correspondería presentar un Proyecto de Ley a la Asamblea Legislativa, que se refiera a estos desastres.

Movimientos sociales, agrupaciones ciudadanas, profesionales, campesinos, citadinos, políticos, no políticos, y todos quienes dirigimos instituciones, deberíamos pensar antes de lanzar a la gente a la calle y peor todos los días; o serán exhibicionistas que buscan protagonismo, aplausos, silbidos o rechifles, que buscan llamar de alguna forma la atención, ser populares, mientras paceños y no paceños nos preguntamos, como en carnavales: ¿Marchas y bloqueos quiénes inventarían?

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