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[Raúl Pino-Ichazo]

La historia y “valer un Potosí”


Esta columna tiene la intencionalidad de hacer prevalecer lo que la historia determina, pues ésta en su expresión a través de los años nunca es ingrata y establece la verdad. Por ello, la expresión “valer un Potosí”, con la que se indica superlativa estimación, admiración o aprecio por algo, puede escribirse con el topónimo en mayúscula o en minúscula.

Esta frase muy significativa tiene una connotación adicional más elevada: el esfuerzo insoslayable de los mitayos que explotaban el Cerro Rico de Potosí, y si se tiene gran aprecio o estimación por algo es por ese sacrificio, no reconocido, de explotar las ricas venas de plata para trasladarlas a Europa y llenar las arcas de las monarquías de la época.

Tan importante fue la acción de los mitayos en Potosí que, en evocación a esa acción de deposición de la vida por el trabajo, un país como el entrañable México posee una ciudad bautizada con ese contenido histórico de Potosí de Bolivia, que es San Luis Potosí.

Aprecio y significación sublime de un pueblo que supo con su trabajo ínfimamente compensado y que dio origen a futuras y mejores condiciones laborales, atraer a los codiciosos europeos a Potosí, y a tal extremo se conocía esa despiadada exploración que Potosí en esa época colonial llego a sumar más habitantes que París.

Irremisiblemente los esfuerzos de un pueblo trascienden a la historia y esta vez a la universal, porque la admiración mundial que suscitó el sacrificio de un pueblo de trabajadores dejó un legado inderogable, en cuanto a las condiciones de trabajo, y se comience a visualizar esbozos de leyes laborales que respeten la condición y los derechos humanos y, fundamentalmente, para que no se repitan en otras generaciones; y todo se debe a su estoicismo, tesón y perseverancia para sufrir la más deplorable y cruel esclavitud laboral impuesta por España.

Esta frecuente utilización de la expresiva frase, con real contenido, para que quien la reciba se sienta halagado por lo que engendra en el pensamiento retroactivo de su historicidad, pues historia hicieron esos sacrificados trabajadores en lo que hoy es una importantísima parte de Bolivia. Así, compruebe el lector que constantemente la frase Vale un Potosí se ve reflejada en los medios de comunicación, donde puede leerse frases como “Un buen gobernante vale un Potosí”, “Una fotografía con Jorge Mario Bergoglio vale un Potosí”, “Alemania tiene potencia física, velocidad y técnica, tres cualidades que en el fútbol valen un Potosí” o “La cocina boliviana vale un Potosí”, “La inclusión en Bolivia vale un Potosí”; todas ellas válidas.

Para concluir, se debe puntualizar definitivamente que las expresiones Vale un Potosí y vale un Perú no se equiparan en su dimensión, por lo significó el aporte del Cerro Rico de Potosí a la economía mundial de ese entonces; se debe guardar las distancias.

El autor es abogado, con posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Filosofía y Ciencia Política (maestrante), doctor honoris causa, escritor.

 
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