“Da tuca” la reelección

Cuando algo (o alguien) “te da tuca” o “te da cucu”, significa que te da, pues, miedo. El miedo, en términos generales, es una sensación o presentimiento de angustia/desconfianza frente a un peligro. Pero hay distintos tipos de miedos como cuantos peligros uno puede imaginar; pero por lo menos hay dos tipos a grandes rasgos. Hay miedos específicos a cada persona y que varían de individuo a individuo. Pero también hay miedos sociales compartidos por grandes grupos de personas. Los miedos construidos socialmente son los que pueden afectar a países enteros.

Apenas llegué a México, entre las primeras charlas con gente mexicana salió el tema de la reelección. Al parecer el gobierno de Porfirio Díaz, el porfiriato, dejó entre los mexicanos un profundo miedo respecto a la reelección de gobernantes. Porfirio Díaz gobernó México por tres décadas y sólo fue expulsado con la revolución nacional mexicana iniciada por allá en el 1910. A partir de ese año no ha existido presidente que haya gobernado por más de un periodo de gobierno.

La Constitución mexicana de 1917 eliminó la reelección para la máxima autoridad (presidente) y para gobernadores y luego fue ratificada con la Reforma Constitucional de 1933 eliminando la posibilidad para todos los cargos elegidos por voto. Nada cambió hasta el reciente 2014, cuando se aprobó la reelección del legislativo y de los ayuntamientos, pero no así del presidente. Ninguna persona ha ocupado la silla presidencial por más de dos periodos de gobierno seguido. Después de los treinta años del porfiriato, por más de cien años nadie “dobleteó” la cartera más importante del Estado.

Es interesante que uno de los ataques más fuertes al electo presidente Lopez Obrador en campaña haya sido el temor a buscar su reelección futura. Tal vez los gobiernos de izquierda en Latinoamérica, como los de Nicaragua, Venezuela o Bolivia, son ejemplos difíciles de esquivar, siendo su gobierno también de esta inclinación.

Es inevitable pensar en la situación futura de los bolivianos con la nueva candidatura del binomio Evo-Álvaro ratificada hace unos días por la Federación del Trópico de Cochabamba para 2019. Gane o pierda el binomio, el hecho de poder modificar la CPE o hacer la “vista gorda” ante un referéndum en que perdió para luego ganar en la maraña legal una nueva postulación, genera ya una animadversión a la repostulación continua.

En caso que el binomio gane las elecciones, lo preocupante sería llegar a que los niveles de descontento generen un miedo colectivo a la reelección -léase “tuca colectiva” o “cucu colectivo”- que afecte la posibilidad de que futuros presidentes sean reelegidos en el marco de la Constitución Política del Estado.

Evitar las reelecciones tiene puntos positivos, siendo idealmente los más importantes la generación continua de liderazgos políticos y la rotación del poder. Pero también evita la creación de planes de gobierno a largo plazo sin la institucionalidad de partidos hegemónicos, como en su momento hizo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México para estar más de medio siglo sin competencia. Allí, las agrupaciones ciudadanas y partidos políticos pequeños minimizan sus posibilidades.

En cualquier caso, pues el futuro es siempre difícil de prever, el escenario político boliviano se verá afectado por la repostulación forzada del MAS. Por eso da tuca pensar en el futuro de Bolivia. Da tuca y da cucu.

El autor es sociólogo.