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[David Foronda]

Pionero de internet pide dejar las redes sociales


En un interesante artículo publicado el pasado 31 de agosto en EL PAÍS (Madrid, España) con el título “Jaron Lanier, pionero de internet, quiere que dejes las redes sociales”, bajo la firma de Jaime Rubio Hancock, se dice “los beneficios que traen las redes sociales no son tales, y por el contrario estamos perdiendo nuestra libertad”. El columnista enfatiza: A pesar de las críticas a las redes sociales e incluso de las campañas mediáticas para prescindir de ellas, son pocos los usuarios que deciden borrar sus cuentas. Twitter sigue con sus 300 millones de perfiles, Facebook tiene más de dos mil millones e Instagram continúa creciendo y ya pasa de los 500 millones. Jaron Lanier, pionero de internet y de la realidad virtual, considera que los beneficios que traen estas redes no compensan los inconvenientes. Y en su último libro, Ten Arguments For Deleting Your Social Media Accounts (diez razones para borrar tus cuentas en redes sociales), da motivos para dejar Twitter, Facebook e incluso WhatsApp y los servicios de Google. Si podemos. Y aunque sólo sea por una temporada.

Luego hace hincapié en algunos de los motivos que expone en su texto escrito: 1. Estás perdiendo tu libertad. Las redes sociales, en especial Facebook, pretenden guardar registro de todas nuestras acciones: qué compartimos, qué comentamos, qué nos gusta, dónde vamos. Ahora todos somos animales de laboratorio, escribe Lanier, A Facebook le da igual que estos “anunciantes” sean empresas que quieren vender sus productos, partidos políticos o difusores de noticias falsas. El sistema es el mismo para todos y mejora “cuando la gente está enfadada, obsesionada y dividida”. 2. Te están haciendo infeliz. Lanier cita estudios que muestran que, a pesar de las posibilidades de conexión que ofrecen las redes sociales, en realidad sufrimos “una sensación cada vez mayor de aislamiento”, por causa de motivos tan dispares como “los estándares irracionales de belleza o estatus, por ejemplo, o la vulnerabilidad a los trols”. Los algoritmos, escribe, nos colocan en categorías y nos ordenan según nuestros amigos, seguidores, el número de likes o retuits, lo mucho o poco que publiquemos. En cuanto a los trols, advierte: “Todos tenemos un trol dentro”.

En el contexto de las redes sociales, las opiniones se polarizan y, a menudo, las discusiones no son oportunidades para dialogar, sino para ganar puntos a costa de dejar a los demás en evidencia, en una especie de antidialéctica del zasca. Lanier nos pregunta respecto a este comportamiento: “¿Eres tan amable como te gustaría ser?”.

También hace énfasis en que las redes sociales “están debilitando la verdad” y pone de ejemplo las teorías de la conspiración más locas que “a menudo empiezan en redes sociales, donde su eco se amplifica, con la ayuda de bots y antes de aparecer en medios hiperpartidistas”. Sostiene que “están destruyendo tu capacidad para empatizar. Con este argumento, Lanier se refiere sobre todo al filtro burbuja, término acuñado por Eli Pariser. En Facebook, por ejemplo, las noticias aparecen en la portada según la gente y los medios a los que seguimos y, también, dependiendo de los contenidos que nos gustan. La consecuencia es que en redes accedemos a menudo solo a nuestra propia burbuja, es decir, todo aquello que conocemos, con lo que estamos de acuerdo y que nos hace sentir cómodos. Es decir, no vemos otras ideas, sino que sólo nos llegan sus caricaturas.

Continúa añadiendo: “no quieren que tengas dignidad económica”. Lanier propone ya desde libros anteriores como ¿Quién controla el futuro? que hay otras opciones, como pagar por usar servicios como Google y Facebook. A cambio, podríamos recibir alguna compensación según lo que aportáramos, que podría ser desde contenidos a los datos que ahora mismo regalamos para que se venda en paquetes de publicidad. Estas son sólo algunas de las razones que da Lanier en un libro que, como admite el propio autor, ni siquiera llega a tocar algunos temas que no le tocan tan de cerca, como “las presiones insostenibles hacia personas jóvenes, especialmente mujeres” y cómo “los algoritmos pueden discriminarte por racismo o por otras razones horribles”. Lanier no quiere acabar con internet. Al contrario: dejar las redes, aunque sólo sea una temporada, puede ser una forma de saber cómo nos están perjudicando y, sobre todo, de darnos cuenta de lo que podrían ofrecernos.

Expuesto todo lo anterior ¿usted está dispuesto a dejar sus redes sociales, así sea por un corto período, y éstas son realmente tan importantes como pretenden ser, aunque ya, por ejemplo, Joan Manuel Serrat, compositor y cantante español, opinó que no es así. Por lo demás ya parece un desatino que algunos periodistas “ausculten” con frecuencia ciertas “cuentas de Twitter”-algo generalizado por cierto a nivel internacional- para luego difundir o publicar sus contenidos en los medios de comunicación, aguardando que posteriormente lleguen los “tuitazos” de respuesta de quienes fueron aludidos.

Así, como solían decir los abuelos en nuestro medio echando mano de su sabiduría popular, parecieran estar convertidos en simples “lleva y trae”, “cuento kepis”, o “nina carretas”.

 
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