Omisiones en el discurso de Viena

Leí con atención el texto del discurso del presidente Evo Morales en la reunión 55º de la Comisión sobre los Estupefacientes de la Lucha contra la Droga y el Delito (ONUDC). Impecable en su presentación, pero en su contenido hubo importantes omisiones. Éstas no pueden dejar de ser expuestas, para que el documento tenga las luces y sombras de lo que ocurre en Bolivia respecto a la expansión de los cultivos de coca y el combate al narcotráfico.

Si bien el mandatario explicó que su gobierno logró la reducción voluntaria de los cocales, no presentó el cuadro completo de la realidad que existe al respecto. No puede ser ignorado, en un caso como éste, menos desinformar a una audiencia de expertos.

Bolivia tiene la Ley 1008, que identifica la coca legal y la excedentaria. Esta legislación determinó que sólo la producción de los Yungas de La Paz es legal, porque se utiliza en fines medicinales y hábitos sociales como la masticación (acullico). A la vez, prevé que la coca no puede ser cultivada en más de 12 mil hectáreas.

En cambio, declara ilegal la coca que se cultiva en el Chapare, porque no se la emplea en tales usos, debido a la distinta calidad que tiene, en comparación con la yungueña. Más aún, básicamente puede servir para la producción de cocaína.

El problema no queda ahí. Desde el 2006 se han expandido en Bolivia los cultivos de coca a buena parte del territorio nacional. En enero, el presidente de la Asociación Departamental de Productores de Hoja de Coca de La Paz (Adepcoca), Ernesto Cordero, informó a la red Erbol que el cultivo de coca se radicó en zonas no tradicionales de Cochabamba, Beni, Pando y Santa Cruz.

Algo más, en la misma región de Yungas proliferó el cultivo. Tal el caso de La Asunta, donde se estima que alcanzaría a unas 7 mil has. La Asunta está más adentro de Chulumani. Ahora es inaccesible para las brigadas militares encargadas de erradicar la producción de coca.

Como resultado del crecimiento de estos cultivos en el país, al presente abarcarían a más de 30 mil hectáreas. Un informe en este sentido proporcionó Camilo Uribe, director de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). En un programa de televisión dijo que Bolivia hacia 2006 tenía 12.000 hectáreas de cultivos de coca y que al 2011 se elevaron a 30.900 has.

El Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN) informó el 24 de noviembre último que, según sus estudios, la producción de 7.500 has. a 8.000 has. cubriría la demanda de la masticación de coca y los usos tradicionales que tiene en Bolivia.

Otro aspecto que no debería dejar de informarse a la comunidad internacional es que el narcotráfico en Bolivia creció en proporciones geométricas. Tanto por producción propia como por el empleo que se le asigna actualmente. De ser una base de tránsito de la droga.

Allá por los años 60, me tocó cubrir una información como reportero sobre hallazgo de cocaína, en una casa de Sopocachi, casi al pie del Montículo. Llegué al lugar y la Policía exhibía un frasco de medianas proporciones, que contenía la droga.

El contraste actual es impresionante. Entre enero y febrero de este año la FELC decomisó 60,7 toneladas de droga, entre pasta base de cocaína, clorhidrato y Marihuana. El informe proporcionó el Viceministerio de Defensa Social.

Oficialmente, se admite que del 35% al 40% de la coca que se produce se destina al narcotráfico. Se reconoce, también en medios gubernamentales, que en Bolivia están operando traficantes extranjeros, utilizando métodos avanzados para subir la producción de la droga.

No era pues suficiente decir que anualmente se erradica 10.000 has. de cultivos de coca. Tampoco olvidar que el consumo interno crece en forma alarmante. Menos exponer envases con productos que presuntamente industrializan la coca, cuando casi o simplemente se desconoce su comercialización en el país.