Cuidar la democracia es defender al país

En el campo de las políticas partidistas, sean del oficialismo o de la oposición, se menciona mucho el “cuidado que se debe tener para preservar el sistema democrático”; la alusión es a entidades cívicas y sociales, grupos empresariales, comités cívicos y otros. Parecería que para los políticos del oficialismo la democracia sólo está en manos ajenas a las de ellos, cuando la verdad es que ellos, en el poder, son una especie de depositarios de la democracia y deberían ser los primeros en preservarla, defenderla y liberarla de posibles peligros que, en casos, determina la misma política partidista.

La democracia, parte sustantiva de las libertades, de la Constitución y de las leyes; sustento de lo que se entiende por justicia y parte importante de la vida de los pueblos y hasta estabilidad de los gobiernos, no debe ni puede ser manipulada o manejada conforme a intereses subalternos o, especialmente en tiempos pre-electorales o electorales, utilizarla como arma contundente contra los ocasionales rivales.

Democracia significa que se trata del derecho de la colectividad a elegir, mediante el voto, a las autoridades del gobierno y a todos los elementos que deban ser revestidos del poder enmarcado en la Constitución y las leyes. Democracia es el derecho de ser elegido y elegir, el derecho a la libre expresión que proviene del libre pensamiento; es el derecho a vivir plenamente en goce de los bienes consagrados. No es, en modo alguno, instrumento de partidos ni entidades que querrían tenerla a su servicio conforme a las conveniencias o a las circunstancias.

El ejercicio de la democracia está librado también a quienes tienen poder político, social y económico; mucho más a los que son investidos de poder por efecto de resultados electorales. Ellos deben ser servicio y ejemplo de la colectividad y por ello actuar conforme a virtudes y valores, leyes y disposiciones; deben conciliar y concordar en soluciones a los diversos problemas; no deben ni pueden creer que la democracia está a su servicio sino que, al contrario, ellos servir y amar todo lo que ella significa.

El goce de libertades es parte sustantiva de la democracia que no quiere decir libertinaje ni desencadenar el caos; es orden y paz, en concordancia con las leyes, es sujeción a principios que no deben abandonarse por causa alguna. Democracia es vigencia de vida plena para los pueblos y ordenamiento para su desarrollo y progreso porque sólo en su goce es posible conseguir condiciones que permitan a la colectividad alcanzar situaciones en las que el hombre participa de los bienes y resultados del propio trabajo.

La democracia no puede ser defendida solamente por el Gobierno sino que es un bien encomendado a la responsabilidad de cada uno de los habitantes del país por lo mismo que ella implica cumplir con deberes y responsabilidades para tener acceso al disfrute de derechos, desarrollo, progreso, libertades y bienes de todo lo que implican los derechos humanos.

Para los gobiernos, los deberes con la democracia son múltiples porque disponen y administran el Estado y han sido elegidos para cuidarlo y para cumplir con los mandatos de la Constitución y las leyes, servir y amar al pueblo y evitar que la democracia no sea manipulada ni debilitada ni utilizada para fines contrarios al bien común.