Biocombustibles: la alternativa que Bolivia no sabe aprovechar

• Si bien existe una Ley para la producción del biodiésel, son necesarias las reglamentaciones.


UNA FÁBRICA MODELO DE BIOCOMBUSTIBLE EN LATINOAMÉRICA.

Los biocombustibles o actualmente denominados “agrocombustibles”, de acuerdo a diferentes expertos tienen el potencial de brindar una mayor soberanía energética toda vez que disminuirían la dependencia de la importación de combustibles como el diésel y la gasolina, misma que llega a costar aproximadamente mil millones de dólares por año.

Sin embargo a la fecha, el Estado, concentrado en la explotación de hidrocarburos convencionales, no le da la importancia necesaria a estas alternativas de energía limpia.

El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez explicó que no se dieron avances en este campo porque si bien existe una Ley para la producción de biodiesel, además de un decreto respecto al etanol, son necesarias las reglamentaciones. Esta falta de normativas no permite que las inversiones que estaban pensadas hace años, se instauren para que esta actividad florezca.

El Director de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez, coincide con Rodríguez y señala que lo que es necesario para activar esta la producción de agrocombustibles es el establecimiento de una reglamentación para que inicie la producción. Además dijo que es importante que los diferentes sectores sociales, entiendan los resultados positivos de la generación de agrocombustible; dejando de lado miedos y prejuicios.

Para el presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), Carlos Delius, “Bolivia tiene capacidades extraordinarias para poder desarrollar una industria fuerte de biocombustibles”, a través de la extracción de etanol de la caña de azúcar. De esta forma el presidente de la CBHE explicó que tanto los biocombustibles como los hidrocarburos no convencionales podrían ser una solución para el déficit del país en cuanto a la producción de líquidos.

SEGURIDAD JURÍDICA

“En primer lugar lo que habría que decir es que cualquier inversión de carácter privado que se va a realizar debe cumplir con dos condiciones básicas: la seguridad jurídica para la inversión y la seguridad del mercado para colocar el producto de esa inversión”.

Esto supone que desde el Estado es necesario el respaldo a iniciativas privadas, además de brindar seguridad a inversores tanto nacionales como extranjeros.

El gerente del IBCE resalta el hecho de que el país habría perdido muchas oportunidades de inversión, muchas de las cuales tuvieron asidero en Perú, por lo que actualmente este país cuenta con una planta que produce etanol en medio del desierto a través de un sistema de eco-riego.

“Sabemos que esta actividad bien llevada, bien monitoreada, bien reglamentada podría tener grandes beneficios para el país. Bolivia se ha vuelto una nación extremadamente dependiente de la importación de combustibles líquidos, principalmente el diesel y el diesel se lo puede producir de formas diferentes, incluso de materias primas no comestibles, como aceite de ricino, aceite de cusi, aceite de piñón manso y otra serie de materias primas que se están desperdiciando en el país por falta de un uso extendido”, afirmó.

De acuerdo a Rodríguez, el país cuenta con una gran capacidad productiva, misma que podría llegar a niveles alcanzados por países como Argentina y Brasil. En este sentido, resalta la situación de Argentina por haberse convertido en el primer exportador de biodiesel a base de soya, hecho que confirma que la producción de biocombustible, es un proyecto que no tiene aristas negativas. Para el economista, la producción de agro-combustible incluso tendría resultados ecológicos.

“Abonaría el terreno para ser autosuficiente incluso para poder exportar. Pero principalmente ayudaría al agricultor a tener mejores precios por su materia prima y se combatiría la pobreza en el campo, incluso se recuperarían terrenos semidesérticos, desertificados con el piñón manso, por ejemplo, que es una planta tan noble que no necesita ni riego y puede revertir terrenos áridos”, señaló.

En la misma lógica, Delius agrega que el país tiene varias regiones que cumplen las condiciones básicas para desarrollar la industria de los biocombustibles, como ejemplo hace referencia a 150 mil hectáreas en las que se siembra caña de azúcar. En el caso de la generación de biocombustible este negocio podría multiplicarse por 20 en pocos años de inversión.

Como conclusión, Rodríguez afirma que para alcanzar una soberanía energética se depende de factores como las garantías, los estímulos y las seguridades para abastecer el mercado interno y exportar.

“Con las ocasiones productivas cervícolas y agrícolas que hay en Bolivia se podría generar un lindo proyecto y totalmente virtuoso porque hay que recordar que la inversión en combustibles fósiles, como el diesel y la gasolina, lo único que aportan además de la tracción para los vehículos es la contaminación del aire”, concluyó.

 
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